En una reunión ministerial celebrada el 22 de abril, el ministro de Turismo, Marcelo Alvaro Antonio, dijo que Brasil debería debatir la cuestión de los casinos resort. "No es la legalización del juego, no es el bingo, no son las tragamonedas... son los complejos hoteleros integrados", afirmó. Sus palabras generaron una reacción rápida de la ministra de Mujer, Familia y Derechos Humanos, Damares Alves, quien calificó a la idea de "pacto con el diablo".
El episodio ocurrió en el primer semestre del año, y muestra cómo el debate sobre la autorización de los juegos de azar en Brasil divide a la base bolsonarista.
La discusión sobre la legalización de casinos y otros juegos de azar está presente en el país desde hace décadas, y en 2020, no se limitó al primer semestre. El tema volvió a la agenda del Congreso debido a la necesidad del Gobierno Federal, de financiar los programas sociales del año que viene, sin incurrir en mayores gastos. El argumento es que el juego generaría impuestos y puestos de trabajo.
Otro elemento que estimula la vuelta del tema es el hecho de que uno de los principales defensores de la legalización en el Congreso es el senador Ciro Nogueira (PP-PI), autor de una propuesta al respecto, quien se volvió uno de los aliados más importantes del presidente Jair Bolsonaro en el Congreso.
Mientras tanto, la bancada evangelista mantiene su rechazo al tema y representa un obstáculo para la legalización. El Ministerio de Turismo le comunicó a Gazeta do Povo, mediante una nota, que está conversando sobre este asunto con otros segmentos del Gobierno, y con diputados y senadores. "El tema está debatiéndose en el parlamento brasileño y en la sociedad. El debate involucra a órganos gubernamentales diversos, con el objetivo de construir entre todos el mejor modelo para Brasil", destaca la nota. Según el relator, el momento es ideal, y es posible convencer a los evangelistas.
El senador Angelo Coronel (PSD-BA) piensa que la autorización de los juegos de azar puede generar 700.000 puestos de trabajo directos, y otros 600.000 indirectos, además de una nueva fuente de recaudación de impuestos para el país.
La propuesta del legislador es más ambiciosa que la del ministro de Turismo: su idea es legalizar no solo los casinos, sino también otros mecanismos de apuesta, como las tragamonedas, los bingos y el jogo do bicho.
"Hay una corriente que solo se manifiesta a favor de la autorización de los casinos. Pero eso solo generaría ingresos en un plazo de cuatro o cinco años. Y Brasil necesita esos recursos de inmediato. Por eso, defendemos la inclusión de otros juegos", señaló el legislador, quien es relator de un proyecto relacionado que se debate en el Senado.
Para Coronel, estamos en un momento "ideal" para debatir el tema. Considera que la necesidad de lograr una recuperación de la economía nacional después de la pandemia de coronavirus y la búsqueda de recursos para Renda Cidadã, el programa que el Gobierno de Bolsonaro quiere implementar en reemplazo de Bolsa Família, pueden estimular al Congreso a votar a favor de la iniciativa.
El senador cree que, incluso con el rechazo de los evangelistas, el tema puede prosperar. "Vamos a mostrarle a la bancada evangelista que la autorización del juego puede ayudar a resolver el problema de las personas que pasan hambre y viven en la miseria. No entiendo cómo la bancada puede estar en contra de una propuesta que le dará ingresos a personas que no tienen para comer", afirmó.
Según Coronel, una eventual propuesta de autorización de los juegos de azar recibirá el voto favorable de todos los diputados federales y los senadores de Bahía. El estado es uno de los principales polos turísticos de Brasil.
Pero la idea de que los evangelistas pueden cambiar de opinión en relación con los juegos de azar es rechazada por el diputado Marco Feliciano (Republicanos-SP), auxiliar del líder del Gobierno de Bolsonaro en el Congreso. "Mi postura sobre los juegos de azar es inflexible. Estoy en contra, y eso no cambiará", señaló. "Para nosotros [los evangelistas] la legalización del juego es una cuestión que ni siquiera merece debate".
Feliciano alega que no solo está en contra de la propuesta, sino que, además, Bolsonaro señaló que vetaría un eventual proyecto de ese tenor.
"Participé de una audiencia con el presidente Bolsonaro, y él reafirmó que está en contra de la legalización de los juegos de azar. Me dijo que vetará cualquier propuesta de ese tipo que sea aprobada por el Congreso", señaló Feliciano.
El diputado incluso llama "oportunistas" a los legisladores que utilizan el discurso de la recuperación económica, para votar a favor de la legalización del juego. "Van a usar todo, incluso la pandemia, para justificar lo injustificable", señaló.
Lo cierto es que la legalización del juego figura en la lista de los debates permanentes del Congreso Nacional, junto con otros, como la reducción de la edad de imputabilidad, la regulación del lobby y la reforma política.
Son temas en los que se presentan argumentos ya conocidos de ambos lados, y que se repiten durante años, sin que la Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores lleguen realmente a una conclusión.
Por ejemplo, uno de los proyectos de legalización que está en el Congreso fue presentado en la Cámara de Diputados en 1991, por el exdiputado Renato Vianna (PMDB-SC).
La propuesta del legislador buscaba ponerle fin a la criminalización del jogo do bicho. Técnicamente, el proyecto cumple los requisitos para ser sometido a votación en el plenario de la Cámara en cualquier momento, pero no ha habido movimientos al respecto desde 2016.
En la actualidad, hay dos propuestas en el Senado que, eventualmente, podrían ser aprobadas. Una es la del senador Ciro Nogueira, presentada en 2014. La otra pertenece a Roberto Rocha (PSDB-MA) y fue registrada en 2019. Cabe la posibilidad de que los dos proyectos se unifiquen para agilizar el trámite.