Brasil ha tenido todo el foco de la industria del juego mundial, a partir de la potencialidad de su mercado y específicamente con la promulgación de la Medida Provisional (MP) que busca regular las apuestas deportivas.
Pero, además, el llamado “gigante dormido” se ha erigido como un ejemplo a mirar en la región y el mundo. Un caso a tomar en cuenta es el mexicano, que posee un enfoque particular de la industria. El periódico El Economista de México, realizó un informe acerca de las coincidencias y las diferencias entre los modelos de ambos países.
Según declara el reporte, en Brasil se gasta anualmente en casinos online y casas de apuestas más de USD 2.000 millones, con el agregado de que solo uno de cada tres jugadores brasileños lo hace por canales legales, de allí la importancia de la regulación del juego para las autoridades brasileñas. Distinto es el escenario de México, donde las estadísticas muestran que solo el 5% de la población se dedica a apostar una vez al año.
El recorrido de Brasil hasta llegar a la promulgación de la MP recientemente fue largo, comenzando en 2018 con una aprobación de la actividad que resultó altamente difícil de implementar y cumplir. El cambio de gobierno y la necesidad de financiación llevó a las nuevas autoridades a reevaluar la posibilidad de regular un mercado con tantas posibilidades recaudatorias.
México, por su parte, se encuentra en un momento clave para expandir su mercado de juegos de azar, pero primero debe resolver las complejidades de su legislación, tal como informó Yogonet. El hecho que la Ley Federal de Juegos y Sorteos, vigente desde 1947, no haya sido actualizada, a pesar de los reiterados pedidos de una reglamentación que se adapte a los nuevos tiempos, ayuda a que más del 60% de las apuestas online se desarrollen de forma ilegal en el país.
El crecimiento de los medios digitales en Brasil también fue un hecho clave para el desarrollo de ese mercado. El país tiene una tasa de penetración de Internet del 81%, en una población de más de 215 millones. Por su parte, México, logrando más inversiones en plataformas en línea y servicios móviles, puede sacar provecho de su población, ya habituada a la tecnología.
El caso de Brasil deja una gran enseñanza acerca de la importancia de un marco regulatorio que garantice prácticas de juego responsable, protección del consumidor y sostenibilidad general del mercado.