Cientos de establecimientos abiertos al público en general (tales como bares, supermercados y pulperías) ofrecen hoy máquinas tragamonedas a los habitantes de Costa Rica; por lo que las mismas autoridades que permitieron su funcionamiento irrestricto durante años, buscan hoy su erradicación, intentando evitar que menores de edad adopten vicios relacionados con el juego de azar.
Para ello, se iniciaron fuertes controles y operativos, principalmente en la ciudad de San José, en donde se estableció un equipo de inspectores que trabajan diariamente y ya han clausurado más de 30 locales.
Para tener noción del volumen de operaciones que mantiene esta ciudad, basta con mencionar que esta semana en una bodega se encontraron más de 100 máquinas tragamonedas desarmadas, que habrían operado sin patente ni autorización del Ministerio de Salud en un local cercano, por lo que las autoridades de la Municipalidad de Alajuela decidieron clausurar el lugar.
De acuerdo a la información suministrada, la bodega había sido alquilada por un grupo de orientales, que no pudieron acreditar su estado migratorio al no contar con documentos en regla.
La ley de juegos de Costa Rica no prohíbe totalmente la explotación de las máquinas tragamonedas, pero regula que deben estar en lugares confinados y exclusivos para personas mayores de doce años, por lo que los controles se basan actualmente en el ingreso restricto que deben ejercer estos locales sobre los menores de edad.