El estado de Nueva Jersey quiere que los jueces anulen una ley federal de 1992, que prohíbe a 46 de los 50 estados de Estados Unidos –excepto Montana, Delaware, Oregón y Nevada– legalizar las apuestas deportivas en sus casinos e hipódromos. Esto permitiría a los estados apropiarse del lucrativo negocio de las apuestas.
Los estadounidenses apuestan –ilegalmente– USD 150.000 millones por año, según estima la Asociación Americana del Juego (AGA, por su sigla en inglés), un grupo que promueve las apuestas en la industria del entretenimiento.
El propio gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, estuvo presente cuando se celebró la audiencia y, a su salida, en declaraciones a la prensa, consideró que los jueces se habían mostrado a favor de su petición de anular la ley de 1992. "Todo va a salir bien", aseguró.
"Este es el miedo de cualquier gobernador, estar a merced del Gobierno federal y que nos hagan pagar por ello", subrayó Christie, quien dejará su puesto en enero de 2018 y fue uno de los asesores más cercanos a Trump en el último periodo de su campaña presidencial de 2016.
El Tribunal Supremo emitirá un dictamen sobre este caso, como muy tarde, a finales de junio de 2018. En su veredicto, podría dar luz verde a la legalización de las apuestas en todo Estados Unidos o, por el contrario, podría mantener el actual "statu quo".