Flores también presentó otra ley que permitiría a los votantes aprobar una enmienda constitucional que legalice el juego en Texas. Si los votantes aprueban esta enmienda, la ley regulatoria establece que habrá hasta cuatro licencias por condado en las regiones más pobladas de Texas y dos o menos en las menos populosas. La instalación de casinos en cada condado tendría que ser aprobada mediante votaciones populares.
Los ingresos de los casinos serían gravados con un 15%, generando fondos de uso general para el estado; una porción de esos impuestos iría a parar a la municipalidad y al condado en el que el casino esté ubicado. El proyecto también indica que una décima parte del 1 por ciento del impuesto iría a la Comisión Tejana sobre Abuso de Alcohol y Drogas para ser utilizado en su programa de juego compulsivo.