El cierre gubernamental más largo de la historia de los EE. UU. sacude a la industria del juego

El actual cierre del gobierno federal de los Estados Unidos supera ya los 35 días y se ha convertido en la interrupción de financiamiento más larga de la historia moderna, y en el último capítulo de una extensa serie de pulseadas presupuestarias. Cerca de 900.000 empleados federales están licenciados sin goce de sueldo y alrededor de dos millones trabajan sin cobrar. Para los casinos, las casas de apuestas deportivas y los resorts integrados, ya no se trata de una historia política lejana: es un shock directo sobre los viajes, el ingreso discrecional y la visibilidad regulatoria.

El escenario macroeconómico de base ya era preocupante. La Oficina de Presupuesto del Congreso advirtió que un cierre de esta duración podría restar entre uno y dos puntos porcentuales al PBI del cuarto trimestre y borrar de forma permanente entre US$ 7.000 millones y US$ 14.000 millones de producto. Entre esos dólares perdidos hay viajes que nunca se volverán a reservar, negocios de convenciones que se mudarán a otros destinos y gasto en juego que no regresará más adelante en el año.

Golpe al turismo y advertencia con respaldo de la AGA

La primera línea de fractura atraviesa el sistema de viajes. A comienzos de noviembre, la US Travel Association envió una carta urgente a los líderes del Congreso reclamando un proyecto de financiamiento “limpio” para reabrir el Gobierno antes de la avalancha de Acción de Gracias. El documento fue firmado por más de 500 organizaciones del ecosistema de turismo y hospitalidad, entre ellas la American Gaming Association, grandes cadenas hoteleras, MGM Resorts, Caesars y operadores regionales de peso.

“Como una amplia coalición de organizaciones y compañías que representan a todos los sectores de la industria de viajes de Estados Unidos, instamos al Congreso a aprobar de inmediato una resolución de continuidad limpia para reabrir el gobierno federal”, señala la carta. “Con Acción de Gracias, el período de viajes más intenso del año, acercándose de manera inminente, las consecuencias de un cierre prolongado serán inmediatas, profundamente sentidas por millones de viajeros estadounidenses y económicamente devastadoras para comunidades en cada estado”.

US Travel estima que el cierre ya está quitando más de US$ 1.000 millones por semana al gasto vinculado al turismo en Estados Unidos, con pérdidas acumuladas de varios miles de millones desde el inicio de octubre. Al mismo tiempo, funcionarios del Departamento de Transporte reconocieron públicamente que el control del tráfico aéreo y la seguridad en los aeropuertos se sostienen gracias a decenas de miles de empleados que no están cobrando, y que el aumento del ausentismo está poniendo al sistema bajo una presión creciente.

Para los destinos de juego, se trata de una señal de advertencia seria. Si siquiera una parte del espacio aéreo estadounidense tiene que restringirse para mantener la seguridad operativa, las cancelaciones y demoras resultantes impactarán de lleno en la ocupación hotelera, las tarifas diarias promedio y el win de los casinos en hubs como Las Vegas y Atlantic City, justo cuando se acercan al período festivo de mayor demanda.

Las Vegas bajo presión

Las Vegas no llegó a este cierre desde una posición de fortaleza. Los datos del sector muestran que la afluencia de visitantes se ha mantenido estable o levemente negativa en términos interanuales en los últimos meses, y las llegadas internacionales al Aeropuerto Internacional Harry Reid vienen presionadas por una menor demanda transfronteriza. El cuarto trimestre, apalancado en el Gran Premio de Fórmula 1, Acción de Gracias y Navidad, se suponía que ayudaría a cerrar esa brecha.

Un cierre prolongado del gobierno debilita ese relato. Cuando los consumidores enfrentan incertidumbre sobre sus empleos o sus salarios, suelen ajustar a la baja sus planes de viaje o directamente quedarse en casa. Tarifas aéreas más altas o cronogramas poco confiables pueden inclinar a los visitantes marginales hacia casinos regionales a distancia de manejo, en lugar de un viaje largo a Nevada. Para los operadores del Strip y off-Strip que vienen invirtiendo fuerte en amenities no vinculadas al juego, espectáculos y eventos premium, el timing difícilmente podría ser peor.

Juego tribal tapando baches federales

Para los gobiernos tribales, el cierre es todavía más existencial. Coberturas recientes en medios nativos y declaraciones de comités del Congreso sobre asuntos indígenas describen cómo la congelación o demora de fondos federales ya está afectando programas de salud, educación e infraestructura en Indian Country. En la práctica, eso implica que los líderes tribales están recurriendo a los ingresos del juego para mantener en marcha los servicios básicos de gobierno.

Algunas naciones con economías diversificadas y un desempeño sólido de sus casinos aseguran que pueden absorber durante algunos meses los baches federales, utilizando de hecho a sus empresas de juego como red de contención hasta que Washington retome los pagos. Otras, más dependientes de las transferencias federales, se ven obligadas a evaluar licencias sin goce de sueldo, recortes de programas o la postergación de proyectos elementales.

El riesgo es circular: si el cierre debilita el turismo y el gasto discrecional, los casinos tribales también sentirán la desaceleración en sus propias propiedades, justo cuando sus comunidades dependen más de esos ingresos. Planes de expansión hotelera, nuevos pisos de juego o lanzamientos online pueden pasar rápidamente de “demorados” a “indefinidos” en un entorno donde tanto los presupuestos federales como los locales están bajo fuerte tensión.

Mercados de predicción y una CFTC con dotación mínima

La pieza más dinámica se juega en el terreno digital. Plataformas de predicción basadas en eventos como Kalshi y Polymarket permiten a los usuarios negociar contratos sobre resultados políticos, económicos e incluso deportivos. En lugar de estar licenciadas como juego bajo leyes estatales, se estructuran como productos financieros y quedan bajo la jurisdicción de la Commodity Futures Trading Commission (CFTC).

La CFTC llegó a este cierre ya exigida. Según sus propios planes de contingencia y dotación, la agencia cuenta con menos de 700 empleados de tiempo completo para supervisar el enorme mercado de derivados estadounidense, y actualmente opera con una sola comisionada interina mientras un nuevo presidente espera confirmación en el Senado. Bajo las reglas de cierre, muchas actividades rutinarias y partes de su trabajo de supervisión y cumplimiento se reducen o se difieren.

En ese vacío, los mercados de predicción han seguido creciendo. Datos recientes muestran contratos que asignan una probabilidad alta a que el cierre supere los récords anteriores de duración y posiblemente se extienda bien entrado noviembre. Los medios financieros han empezado a tratar esos precios como uno de los pocos indicadores en tiempo real de riesgo político en un momento en que muchas estadísticas económicas oficiales se publican con retraso.

Para los operadores de apuestas deportivas ya consolidados y los reguladores estatales, esto plantea preguntas incómodas. Mientras ellos cargan con obligaciones de cumplimiento y fiscales a nivel estatal en un contexto de menor demanda del consumidor, una nueva clase de plataformas supervisadas a nivel federal gana visibilidad y volumen bajo un organismo de control que, por ahora, funciona con la potencia mínima.

Qué debería seguir de cerca la industria

Si los legisladores logran resolver el bloqueo con rapidez, gran parte del impacto directo sobre el juego podría describirse como un shock intenso pero temporal. Si el cierre se prolonga, el cierre de 2025 podría convertirse en un punto de inflexión.

En las próximas semanas, los ejecutivos de casinos y apuestas van a seguir de cerca tres grupos de indicadores:

• Mediciones de alta frecuencia sobre tráfico aéreo y ocupación hotelera en los principales mercados de juego.
• Señales de que los gobiernos tribales están desviando una mayor proporción de ingresos del juego hacia servicios esenciales, dejando menos margen para reinversión.
• La evolución de la postura de los reguladores federales —en especial, la CFTC— frente a los mercados de predicción y otros productos financieros vinculados a eventos.