La compañía que opera los casinos de Barcelona, Tarragona y Peralada, se siente discriminada respecto a otros sectores económicos, cuya progresiva apertura sí está prevista dentro del plan de desescalada diseñado por el Govern.
El grupo pone de manifiesto que los casinos permanecen cerrados desde el pasado 15 de octubre por orden del Departament de Salut-Procicat, en el marco de las restricciones a la actividad económica y a la movilidad en Cataluña por el aumento de casos de COVID-19, y que cuando la operativa ha sido posible la seguridad en sus instalaciones ha sido y será un eje prioritario para garantizarla y se ha convertido en un referente en el sector del ocio y el juego.
Además, los espacios se han transformado completamente para que clientes y trabajadores puedan mantener la distancia de seguridad. Asimismo, por la propia naturaleza del negocio, los clientes acceden a los establecimientos de casinos a demanda del propio cliente, repartiendo su asistencia a lo largo de las horas de apertura evitando de esta forma las aglomeraciones o concentraciones.
La discriminación también se produce respecto a la evolución de los mercados más cercanos porque desde la dirección del grupo Peralada se expone que "en ningún otro país de nuestro entorno se ha producido una diferenciación de apertura de los casinos respecto otras actividades económicas comparables".
Javier Carrasco, CEO de Grup Peralada, consideró que "el hecho de no poder vislumbrar una fecha de apertura y de vuelta progresiva a una normalidad está generando una gran incertidumbre a las más de 1.000 familias que dependen de nuestra actividad. Somos un espacio seguro y realizamos un control exhaustivo de acceso en nuestras instalaciones, garantizando la absoluta trazabilidad de las personas, por lo que solicitamos estar incluidos en el plan de desescalada como lo están actividades comparables a la nuestra".
"Estamos firmemente comprometidos con el dialogo y la colaboración con la Generalitat, para seguir implementado nuevas mejoras", añade.