El historiador Conrado Acevedo Cárdenas asegura que a diferencia de lo que se piensa acerca de la “leyenda negra” del desarrollo económico de Tijuana, el crecimiento de la ciudad durante la época de 1920 y 1930, no se originó por el Casino Aguacaliente, sino por el gran complejo turístico construido en torno a las aguas termales existentes en la región.
En esta línea, sostiene que la fama de las aguas termales trascendió las fronteras provocando que mucha gente viajara a Tijuana para mejorar su calidad de vida.
“El Casino Aguacaliente de aquella época era un complemento de un gran complejo turístico basado en las aguas termales”, afirmó Cárdenas.