El abogado criminalista Edward Mahon considera que la legalización del juego atraerá a todo el mundo a las ciudades con mayor potencial turístico. “Tenemos a Latinoamérica como mercado, y Río de Janeiro atrae al mundo entero”, comentó.
Para Mahon el juego debe estar controlado, pero no prohibido. Señala que quienes se manifiestan en contra de la legalización del juego argumentan que genera adicción y que le quita recursos a sectores vulnerables, pero lo mismo ocurre con el cigarrillo o con la donación de inmuebles a entidades religiosas. “Brasil busca una excusa contra el juego. Ésa es la verdad. Pero no encuentra una excusa coherente con respecto a las drogas permitidas y a la extorsión religiosa, por ejemplo”. El debate está impregnado de “moralismo brasileño”, indicó.
Entre los aspectos positivos de la legalización resalta, además de la generación de impuestos, el impulso que tomarían algunas regiones y el movimiento turístico.
Con respecto a la delincuencia y al lavado de dinero, Mahon comenta que son cuestiones que pueden dejar aún más en evidencia los problemas de seguridad y administración que ya padece el país. “Si hay lavado de dinero, sólo será una prueba de la incompetencia de la Policía, la fiscalía y la administración. Usualmente, preferimos criticar las iniciativas para no enfrentar ese temor”, explicó.
Si el temor por los efectos negativos de la legalización se justificara, también habría que prohibir el alcohol y el tabaco. "Prohibamos la bebida para que no haya alcoholismo; el cigarrillo, para que no haya fumadores adictos; pero eso no sucede porque beber y fumar son actividades que ya están integradas moralmente a la sociedad”, concluyó.