De todas las actividades, el poker es la gran reina con unos ingresos de más de 3.027 millones de dólares. Las apuestas deportivas siguen de cerca la estela del póquer con una facturación de más de 1.900 millones de dólares. A años luz quedan los casinos online (1680 millones), el bingo (83 millones) y los concursos (14 millones).
Estos números convierten al juego online en la séptima rama de actividad con mayor porcentaje de volumen de negocio del comercio electrónico, con un 2,8%. A pesar de ello, los operadores del sector se quejan de que buena parte de las cantidades jugadas no engrosan las arcas, lo que es una realidad. Así, en términos de gross gaming revenue (cantidad apostada menos las ganancias devueltas a jugadores), que es la verdadera medida del valor económico y mide los resultados del sector, tenemos que las apuestas deportivas han generado ingresos de 113 millones de dólares, el póquer 67 millones, 33 millones el casino, 7,5 millones el bingo y casi 7 millones los concursos.
Todo ello hace un total de 230 millones de dólares. Una cifra que supone solo el 5% del total de las cantidades jugadas ¿Qué implica esta enorme diferencia? Pues simple y llanamente que el jugador de Internet tiene muchas más facilidades para obtener premios que en el juego tradicional. Esa es la principal razón por la que esta modalidad de apuestas han calado tan hondo entre los españoles.
A pesar de ello, desde el sector se avisa de que en 2014 se produjo un estancamiento de los ingresos debido a la falta de flexibilidad en la oferta que proporcionan los operadores; la elevada carga fiscal que hace que muy pocas empresas sean rentables y la difícil situación económica que afecta al gasto en actividades de ocio por parte de los españoles. Sea como fuere, resulta evidente que el juego online ha venido para quedarse y que, de momento, se trata de un negocio con gran futuro.