“Se ha legislado sobre el sector, pero no se han puesto cortapisas en la publicidad y no se le aplican las mismas normas que al tabaco o al alcohol”, apunta Abad, quien señala que el 30 por ciento de las más de 200 personas que reciben actualmente terapia en Amalajer están enganchadas a las apuestas a través de Internet. Hace un año la proporción apenas llegaba al 10 por ciento.
El auge de estos juegos se refleja en las cifras de usuarios de esta asociación, que en 2012 contabilizó unas 95 admisiones nuevas y hasta octubre de este año lleva registradas 130, un incremento que, según Abad, se debe a que cada vez hay más personas adictas a juegos presenciales que terminan sucumbiendo también a los electrónicos y esto les lleva a tocar fondo y buscar ayuda.
La facilidad para acceder a ellos y para ocultar el problema al poder conectarse desde el móvil, tabletas u ordenador desde cualquier sitio y a cualquier hora, hacen que sea muy fácil caer en las redes de los casinos, quinielas o bingos virtuales, explica Abad.
Además, añade, el sistema permite mantener el consumo en secreto y alargarlo en el tiempo, utilizando los datos de otras personas para registrarse en una web, por ejemplo. Al contrario de lo que ocurre en otros juegos presenciales, la mayoría de los ludópatas de este tipo tienen formación superior.
En cuanto al sexo, más del 90 por ciento de los atendidos en Amalajer son hombres, y de unos 35 años de media, una edad que va en descenso. No obstante, según la compañía de análisis Nielsen, las mujeres suponen ya un 41,5 por ciento de los jugadores online en España. A nivel general el número de aficionados a este tipo de apuestas ha aumentado un 18 por ciento, según este estudio basado en el acceso de usuarios a servicios y páginas de juegos y loterías con protocolos seguros https.