Con el 93 por ciento de los resultados, la pregunta relacionada con el casino- la número uno en la consulta- iba perdiendo en un 63 contra 37 por ciento. Siempre tuvimos confianza en que la gente de Rhode Island iba a mirar con malos ojos el trato por el casino y a darse cuenta de que no era un buen trato para nuestro estado”, dijo el ex gobernador Lincoln Almond, quien lidera la campaña contra la medida. “Esta opinión es compartida por gente de todos los partidos políticos, de cualquier edad y grupo económico y de todas partes del estado”.
Harrah's gastó cerca de U$S 12 millones para publicidad en televisión, radio, diarios, etc. Save Our State (Salvemos a Nuestro Estado), presidida por Almond y financiada por dos salas de slots de Rhode Island -Lincoln Park y Newport Grand- gastó cerca de U$S 3 millones con la intención de que los votantes rechazaran la medida. El CEO de Narragansett, Sachem Matthew Thomas, dirigiéndose a la gente que se reunió para brindarle su apoyo en el hotel West Warwick, sugirió que la tribu no iba a rendirse.
El proyecto del casino iba a tener una inversión de U$S 1.000 millones, e iba a contar con 500 habitaciones, 3.500 slots y 150 mesas de juego. El mismo hubiera creado 3.800 trabajos permanentes.
Harrah's estimó que hubiera pagado U$S 144 millones en impuestos al estado y hubiera tenido ingresos de juego por U$S 560 millones para 2012, en su tercer año de operación.
Harrah's también dijo que pagaría U$S 100 millones a Rhode Island por una licencia de juego. Los Narragansett hubieran recibido el 5% de los ingresos del casino luego de impuestos, o cerca de U$S 20,8 millones en el tercer año.
La lucha de la tribu Narragansett para ingresar en el negocio del juego comenzó en 1991, cuando la tribu propuso altas apuestas en las salas de bingo. A diferencia de las tribus Mashantucket Pequots y los Mohegans en Connecticut, los Narragansett fueron excluidos de la operación de casinos en su tierra en Charlestown por una modificación impulsada en el congreso en 1996.