El mes pasado, ENJASA realizó un taller preventivo sobre ludopatía al que asistieron unas 140 personas que trabajan en distintas salas de la ciudad de Salta.
Allí se capacitó a sus empleados para que puedan ayudar a jugadores compulsivos y prevenir situaciones violentas. "El jugador compulsivo no le conviene a los casinos. Queremos ofrecer una distracción sana para los salteños o los turistas que nos visitan y evitar los inconvenientes que implica la adicción", señaló José Muñoz, encargado de prensa de ENJASA
El taller estuvo a cargo de Susana Calero, médica psiquiatra, médica legista, médica sanitarista y licenciada en psicología quien hace 32 años creo el primer servicio de adicciones en el Hospital Teodoro Álvarez de la ciudad de Buenos Aires, y desde hace 6 años atiende el Servicio de Asistencia de Juego Patológico.
La idea es que los empleados se conviertan en contenedores de un jugador compulsivo y estén preparados para actuar ante cualquier situación que se presente. "Tuve una fuerte discusión con un cliente que insistía en que, mientras jugaba a la ruleta, un empleado apostara por él en otra mesa", contó el encargado de un local. También ocurre que los jugadores tienen crisis nerviosas en las casas de juego y puede implicar riesgos para las empresas dedicadas a los entretenimientos, ya que a veces se generan momentos violentos
En la Argentina no hay estadísticas certeras sobre ludopatía; sin embargo los especialistas estiman que entre un 1% y un 3% de los que juegan se vuelven adictos. La gran mayoría de las personas disfruta del juego sanamente, pero hay quienes, por diferentes factores, se hacen dependientes. En Buenos Aires el Servicio de Asistencia al Juego Patológico recuperó en lo que va del año unas 200 personas, cuando hasta 2004 había un promedio de 100 pacientes cada 12 meses.
"Al hombre por lo general, lo trae su mujer o sus parientes ", explica Susana Calero, quien indicó además que el inicio de esta adicción es entre los 15 y los 20 años mientras las mujeres hacen sus primeras apuestas entre los 35 y los 40 años. La mayoría de las mujeres juegan al bingo o a las máquinas tragamonedas. Los hombres se inclinan por las demás atracciones de un casino o por las carreras de caballos.