Cuando las consecuencias del escándalo que involucra al ex-subjefe de asesoría parlamentaria Waldomiro Diniz amenazan con hacer tambalear al propio Lula da Silva, el Gobierno brasileño se juega sus últimas fichas en la aprobación de la Medida Provisoria 168/2004, que prohíbe el funcionamiento de salas de bingos y juegos electrónicos, como máquinas tragamonedas.
El miércoles pasado, el análisis de la medida en el plenario de la Cámara llegó a ser incluida en la agenda, pero los líderes de bloques pidieron un mayor plazo para estudiar las modificaciones realizadas sobre el texto de la MP 168.
El diputado Roberto Magalhães, responsable del texto que deberá recibir tratamiento legislativo, decidió incluir en la definición de tragamonedas a todos los equipos electrónicos, incluso los que utilizan dispositivos electromecánicos y mecánicos.
La expectativa ahora es que la MP sea aprobada en la sesión del esta tarde. Pero al ser posible alterar aún el texto básico antes de la votación, los parlamentarios favorables a la creación de dispositivos para mantener a los bingos en funcionamiento, esperan obtener éxito en sus negociaciones. Una reunión pautada para esta mañana entre los líderes partidarios y el ministro de Articulación Política, Aldo Rebelo, buscará el consenso ene se sentido. “Queremos que la prohibición se limite a las máquinas tragamonedas, para evitar el desempleo en los bingos. Con el panorama actual, son 320 mil personas que quedarían en la calle”, señala el presidente de Fuerza Sindical, Paulo Pereira da Silva.
A pesar de ello, el Gobierno espera sortear el bloqueo de estos sectores opositores y contar hoy con una aprobación del texto, que relativice el costo político que la medida cobró sobre la figura del presidente Lula da Silva y desvíe la atención sobre el caso de corrupción que mancha la gestión del Partido de los Trabajadores.