El presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, firmó la Medida Preliminar Nº168 que determinó el cierre de todas las salas de bingo del país, y la prohibición de la importación y operación de máquinas tragamonedas. El cierre de los bingos ocurrió cuando el propio gobierno procuraba reglamentar los juegos de azar. "O estatizamos todo o cerramos todo", aseguró el ministro de Justicia, Marcio Thomaz Basto. Bajo ese principio, el gobierno podría autorizar el funcionamiento de empresas privadas en juegos virtuales, pero los bingos serían excluidos.
Las casas de bingo, que en Brasil dan empleo directo e indirecto a más de 300 mil personas, se constituyeron en el centro de una crisis que hace poco más de una semana puso en tela de juicio la honorabilidad del gobierno, hasta ahora una de sus mayores fuentes de sustentación popular. Una cinta de video grabada en 2002 mostró al subjefe de asuntos parlamentarios del Ministerio de Coordinación Política, Waldomiro Diniz, solicitando contribuciones ilegales de un jerarca de juegos ilícitos.
Diniz fue destituido, pero su gestión, que habría continuado aún el año pasado, echó sombras sobre su jefe José Dirceu, Ministro de la Casa Civil y considerado mentor principal del gobierno. Para apagar el problema en su raíz, este fin de semana el gobierno dispuso el cierre de las casas de bingo, que estaban legalizadas en Brasil.
En una telaraña de leyes, reglamentos y medidas provisorias, las casas de bingo fueron autorizadas en 1998. Pero en el 2000 parte de la normativa fue revocada, dejando el juego de azar en un limbo que fue resuelto en algunos estados de Brasil con medidas judiciales provisionales. Las autoridades sospechan que ese juego sea una de las vías utilizadas en Brasil para el lavado de dinero proveniente de operaciones ilegales, entre ellas el narcotráfico.
"No podemos dejar ninguna brecha para el lavado de dinero", señaló el ministro. Por su parte, el Senado brasileño decidió la semana pasada formar una Comisión de Investigación Parlamentaria (CPI) sobre las casas de juego de bingo. El proyecto había recogido el viernes un total de 32 firmas, cinco más de las necesarias para asegurar la formación de una CPI (un tercio de los 81 senadores), precisó la asesoría del senador Magno Malta.
La propuesta de CPI fue realizada por Malta, del Partido Liberal (PL, derecha, del vicepresidente José Alencar), aliado del Partido de los Trabajadores (PT, gubernamental) de presidente Lula. Según medios de prensa, por lo menos cuatro de los trece senadores del PT lo firmaron.