El torneo de básquetbol universitario de la NCAA March Madness convocó el fin de semana a miles de personas a la ciudad de Las Vegas, quienes lo presenciaron desde terrazas con piletas climatizadas con pantallas gigantes y establecimientos de apuestas locales, según informó AP. A la competencia se sumaron dos factores importantes: las vacaciones primaverales y el aumento en la capacidad de trabajo de los casinos y negocios locales.
"Claramente, existe una demanda sin explotar de Las Vegas por parte de los consumidores de todo el país", destacó el miembro del International Gaming Institute de la Universidad de Nevada Las Vegas, Alan Feldman. "Necesitamos estar seguros de que las infecciones y las tasas de infección no aumenten en la comunidad para que podamos continuar ampliando los límites de ocupación", agregó.
La situación restrictiva por la pandemia de COVID-19 generó una olla a presión, que ante los primeros indicios de reapertura se descomprime. Así lo registró el periódico Las Vegas Review-Journal, cuando registró en un informe las declaraciones de un residente de Los Ángeles que se encontraba el fin de semana en el lugar: "He estado en casa con mis hijos durante un año, educándolos en el hogar. Solo quería un descanso y ver partidos".
Las repercusiones de la convocatoria fueron buenas, en términos médicos. El jefe del Laboratorio de Salud Pública del estado, Mark Pandori, se mostró optimista y aseguró que con la situación de vacunación actual, Nevada no vería otro aumento de casos, hospitalizaciones y muertes de COVID-19. "Es difícil usar la palabra 'confianza' cuando hay variantes circulando", explicó el médico sobre la posibilidad de que las nuevas cepas del virus compliquen el panorama.