"El acceso a iglesias, templos religiosos y loterías estimula la aglomeración y la circulación de personas", escribió el juez Marcio Santoro Rocha, de la corte de Duque de Caxias, en el estado de Rio de Janeiro.
Según el fiscal Julio José Araujo, "el decreto pone en riesgo toda la eficacia de las medidas de aislamiento social para aplanar la curva del Coronavirus", un argumento que fue aceptado por el juez. En su sentencia, el magistrado también determinó que el Gobierno debe "abstenerse" de dictar otras medidas que puedan contrariar las de prevención, incluidas cuarentenas, adoptadas por algunos estados y municipios del país frente a la COVID-19.
Bolsonaro ha censurado esas medidas, tomadas dentro del marco constitucional en los ámbitos regional y municipal, convencido de que si bien es necesario cuidar de la salud de la población, también se debe prevenir el duro efecto económico que tendrá la pandemia.
El pasado miércoles, el gobernante dictó un decreto en el que ordenó la inmediata reapertura de todas las casas de loterías que operan bajo el paraguas federal, y al día siguiente amplió esa decisión a las iglesias de todas las religiones.
“En Brasil existen 12.956 casas de lotería y 2.463 se encuentran cerradas por decretos regionales o municipales”, indicó el líder de la ultraderecha en su perfil de Twitter, al justificar la primera de esas decisiones.
La decisión de la Justicia, que responde a una demanda de la Fiscalía brasileña, fue válida para todo el territorio, pero hoy el Supremo Tribunal Federal volvió a habilitar el funcionamiento de las agencias en todo el territorio.
En contexto
El mandatario lleva semanas minimizando la gravedad de la pandemia, que tilda de “gripecita”. De hecho, el jueves aseguró que los brasileños “no se contagian” de Coronavirus, porque tienen sistemas inmunológicos particularmente fuertes. Según Bolsonaro, las cuarentenas pueden provocar un “caos” social con “saqueos de supermercados” y representan una amenaza para la “normalidad democrática”. No obstante, los gobernadores de distintos estados han impuesto medidas de aislamiento. El miércoles, 26 de los 27 gobernadores de Brasil se reunieron virtualmente y enviaron una carta a la presidencia solicitando apoyo. “Todos se pronunciaron a favor de medidas de aislamiento social”, dijo al término de la reunión Joao Doria, gobernador de Sao Paulo, estado epicentro de la enfermedad en Brasil.
Los detractores de las medidas de Bolsonaro, en tanto, han tomado la costumbre de manifestarse desde sus balcones golpeando sus cacerolas, una manera común de protestar en América Latina. Bolsonaro, en contraste, ha atacado a los mandatarios regionales y los acusa de querer “paralizar” el país. En la misma sintonía, el senador Flavio Bolsonaro (hijo del Presidente) distribuyó en Facebook un video que termina firmado por el Gobierno Federal, y que lleva por eslogan central “Brasil no puede parar”. En su cuenta de Twitter, en tanto, el senador escribe frases como “¡La salud en segundo lugar!”, con mensajes contra la OMS, por ejemplo.
Enemigo obcecado y radical del aislamiento social recomendado en todo el mundo, empezando por la Organización Mundial de Salud, Bolsonaro pasó a experimentar cada vez más el aislamiento político en Brasil. Ayer esa situación se confirmó cuando otros dos ministros, el de Justicia, Sergio Moro (uno de los responsables directos de la llegada de Bolsonaro a la presidencia), y de Economía, el exfuncionario pinochetista Paulo Guedes, unieron fuerzas alrededor de su colega de Salud, Luiz Henrique Mandetta, en defensa del aislamiento que Bolsonaro tanto critica. Por si fuera poco, a ellos se sumaron el presidente del Supremo Tribunal Federal, José Antonio Dias Toffoli, y el Fiscal General de la República, Augusto Aras.
Como antes los presidentes de la Cámara y del Senado, y hasta el propio vicepresidente de la República ya habían dado su pleno respaldo a Mandetta, Bolsonaro cuenta ahora con una base de apoyo restringida al sector llamado “núcleo ideológico” de su gobierno, integrado por radicales de extrema-derecha sin mayor peso político, y por sus hijos.
En la noche del jueves, el presidente divulgó en su cuenta de Facebook un video de una caravana de vehículos celebrando la reapertura de comercios y escuelas en un balneario en Santa Catarina. “El pueblo quiere trabajar”, escribió el presidente debajo del video. Hasta ayer, la pandemia había dejado más de 200 muertos y 5.800 contagiados. Ambas cifras son las mayores de América Latina.