El asesor jurídico de la entidad gremial, León Darío Montoya, consideró que el último aumento se dio en la reforma tributaria al señalar que la base gravable mensual de cada silla de juego corresponderá a tres unidades de valor tributario (UVT), lo que para 2015 equivale a 84.837 pesos colombianos (36 dólares).
“Eso está prácticamente triplicando lo que se pagaba en impuestos mensuales por cada tabla, de un salario mínimo diario en municipios con menos de 100 mil habitantes, y para los de mayor población 1,5 salarios diarios, mientras que la tarifa que se puede cobrar por tabla jugada sigue congelada en 250 pesos (10 centavos de dólar)”, explicó el abogado.
Para él, la medida afectaría las cuentas de 360 operadores en el país, la gran mayoría de pequeño tamaño, lo que se traduciría en un menor recaudo por parte del Gobierno de recursos para la salud.
Pero Cristina Arango Olaya, presidenta de Coljuegos, ente regulador este sector de la industria de entretenimiento, aclara que lo introducido en la última reforma tributaria no se trata de un impuesto adicional y que se busca dar un tratamiento equitativo a los bingos frente a las máquinas tragamonedas.
“Se aclaró sobre qué base presunta deben pagar los bingos.Antes pagaban sobre el ingreso, y fueron los mismos operadores quienes solicitaron en varias comunicaciones a Coljuegos y la Dian aclarar esa diferencia con las máquinas tragamonedas”, afirmó la funcionaria.
Además, Olaya descarta cualquier riesgo en el nivel de recursos que financian la salud: mientras el recaudo por derechos de explotación de los juegos localizados (casinos y bingos) fue de 164.788.000.000 pesos colombianos (setenta millones de dólares) en todo 2013, en noviembre del 2014 era de 186.513.000.000 (ochenta millones de dólares), 13,1 por ciento más.
El conflicto surge a raíz de que Connazar cuestiona que Coljuegos no contabiliza los cierres de establecimientos y el riesgo de que otros se vean tentados de pasar a la informalidad como consecuencia de una creciente carga tributaria.
“Primero imponen un IVA del 5 por ciento, en 2004, que luego se incrementó al 16 por ciento, en 2009, y que desde 2012 se volvió permanente. A eso sume un promedio de 12 por ciento sobre los ingresos brutos por derechos de explotación, uno por ciento más por gastos de administración, un Cree (impuesto a las utilidades) del 9 por ciento y el Impuesto de Renta (25 por ciento), sin contar el Impuesto a la Riqueza o la sobretasa que pagan las grandes empresas. Esa carga asfixia al sector”, advirtieron desde Connazar.
La presidenta de Coljuegos reconoció que hay una mayor carga tributaria, pero recuerda que el sector tiene un tratamiento diferencial frente a otras industrias. “Además ahora pueden descontar de renta los premios que paguen en efectivo, menores a 50 millones de pesos. Si el sector tributa más es porque los juegos de suerte y azar son monopolio del Estado y poder ofrecer esos servicios es un privilegio”, concluyó Arango Olaya.