El principal interrogante es a quién le correspondería recaudar los impuestos

Dos empresas trabajan en la creación de aviones-casino

25-04-2014
Tiempo de lectura 3 min
(Estados Unidos).- Los casinos en algunos aviones podrían ser una realidad en los próximos años, según publica el portal de viajes de la cadena estadounidense CNN. Dos empresas francesas especializadas en el diseño de interiores en aviones han desarrollado modelos de salas de juego para aeronaves. Se trata de AirJet Designs y Designescene.

La idea no es nueva, aunque en la actualidad ninguna compañía aérea la pone en práctica. En la década de los años 80 del siglo pasado, Singapore Airlines instaló máquinas tragamonedas en uno de sus vuelos entre Singapur y San Francisco (Estados Unidos). En los años 90 del mismo siglo, Swissair también integró software de juego en sus aviones, permitiendo que el pasajero jugase hasta 350 dólares, en una versión muy adelantada a su tiempo de lo que hoy es el juego en los casinos online.

Un casino en alta mar

La idea de llevar el juego a diferentes medios de transporte no es nueva. Desde principios del siglo XX se popularizaron los barcos-casino y hoy es raro el crucero que no cuenta con una sala de juegos. Las principales navieras incluyen en sus barcos casinos para hacer el viaje más llevadero a sus clientes y ofrecerles mayores opciones de diversión.

Al igual que en los aviones, en los barcos se plantea el mismo problema: ¿quién debe cobrar los impuestos por las apuestas realizadas? Un crucero se caracteriza por visitar diferentes países y ciudades, pero también por pasar la mayor parte del tiempo en aguas internacionales. De esta forma, cabe preguntarse quién tiene legítimo derecho a recaudar los impuestos por el juego que se celebre en los mismos. Como en todo, no hay respuestas absolutas y puede depender desde acuerdos entre las empresas navieras, hasta legislación que especifique el pago de los impuestos al país en el que se encuentre matriculada la nave.

Millones de euros

No hay datos concretos de cuál es el volumen de negocio que podrían generar las apuestas y casinos en vuelo. Sin embargo, y para hacerse una idea, el juego online (que también podría introducirse en los aviones) movió en España 5.437,68 millones de euros en 2013, según los datos de la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ), dependiente del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas. Y los ingresos brutos por juego (una vez descontados los premios de las cantidades jugadas) alcanzaron los 228,87 millones para las empresas del sector. La DGOJ estima que cada mes se pueden apostar más de 440 millones de euros.

Con lo golpeado que se encuentra el sector de las aerolíneas por las constantes subidas del precio del petróleo y la erosión en las tarifas, los casinos en el aire podrían ser una opción para aumentar sus ingresos. Los datos anteriores sólo se refieren a juego en España, por lo que si se extrapolan al resto del mundo se multiplicarían exponencialmente. Las compañías de bajo coste como Ryanair saben bien estrujar al cliente a base de ingresos extra, como cargos por equipaje o por impresión de la tarjeta de embarque. El juego a bordo permitiría a estas empresas incrementar su facturación, aunque tendría más sentido en vuelos con una duración superior a las tres horas, como los trasatlánticos e intercontinentales.

¿A quién pagar impuestos?

Eso sí, hay algunos problemas para poner esta filosofía de juego en marcha. En primer lugar, las regulaciones legales: ¿a quién deberá pagar impuestos la compañía aérea por ofrecer estos servicios de juego? Como ya ocurriese en el caso de las compañías online, reguladas desde junio de 2012, los Gobiernos tendrán que legislar sobre la materia en los vuelos internacionales. Las leyes dicen que el interior de un avión es territorio del país en el que está matriculado, por lo que lo más lógico es que los impuestos se abonasen a ese país. Diferente es el caso de Estados Unidos, donde una ley prohíbe apostar dinero en el aire desde 1994. Otra opción es que las aerolíneas lleguen a acuerdos con empresas de juegos y cobren una comisión por el servicio, por ejemplo.

Cuestión diferente es la tecnológica. En el caso de espacios acondicionados como casinos (al estilo de los que proponen AirJet Designs y Designescene) este problema se reduciría a implantar el software que fuese necesario para el funcionamiento de las máquinas. Pero si lo que se pretende es que el viajero pueda jugar desde su butaca a través de su tableta o teléfono móvil, entonces es necesario habilitar un sistema de Internet wi-fi que por el momento es caro.

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