Los dos grandes actores del negocio de las loterías son el Gobierno hondureño, a través del Patronato Nacional de la Infancia (PANI), y Canadá, por medio de la Corporación Comercial Canadiense (CCC), cuyo representante en Honduras es Loterías Electrónicas de Honduras (Lothelsa). El PANI se encarga del formato tradicional de lotería menor o “chica”, que semanalmente realiza el juego, y la lotería mayor o “gordo”, donde el juego se opera mensualmente.
En mayo del 2000, las loterías electrónicas fueron concesionadas a Lothelsa, empresa representante del Canadian Bank Note Company Limited, que inició operaciones en mayo de 2002 con la Loto. Un mes después de entrar en funcionamiento, el juego entregó el primer premio de un millón de lempiras.
Con una agresiva campaña de mercadeo y mejor estructura de puntos de venta (algo que permite a los consumidores tener acceso al juego la mayor parte del día en la mayoría del territorio nacional), Lothelsa se adueñó rápidamente del mercado, dejando al PANI relegado a un mercado reducido y tradicional.
En setiembre de 2011, el Gobierno de Honduras y su similar de Canadá firmaron un acuerdo de cooperación intergubernamental que le concede a la CCC el derecho de operación única y exclusiva, por 30 años, de todos los juegos de lotería en el territorio nacional, a excepción de las tradicionales lotería mayor y lotería menor de Honduras, que continúan siendo manejadas por el operador tradicional.
Darío Rivera, Director Financiero de Loto, estima que para finales de 2012 entregarán al Gobierno hondureño un monto superior a los $ 18.000.000 (U$S 943.396) en cumplimiento de los términos del acuerdo.
Pero la buena racha de las loterías electrónicas -que mantienen una fuerte presencia en el mercado con variados juegos y lucrativos y atractivos premios- no parece acompañar a las loterías nacionales, que se mantienen a la zaga y hasta en peligro de extinción. El director ejecutivo del PANI, Juan Carlos Díaz, reconoce que la situación financiera no es, actualmente, de bonanza.
Las ventas de las loterías mayor y menor, las principales y únicas fuentes de financiación de la institución, se han venido a pique en los últimos años.
“Las ventas de estos productos se han visto reducidas no porque el producto nuestro no sea fuerte y bueno, sino porque la institución dejó sola a la fuerza de venta y empezó a dejar de enseñarse, a dejar de mostrarse y decir qué es lo que estaba haciendo, cuántos premios daba mensualmente”, señaló.
En los últimos años, el PANI logró vender el 70% del tiraje de lotería menor (10.500 bolsas por sorteo), frente a la caída estrepitosa de la lotería mayor, de la cual llegaron a colocar el 30% del tiraje de 100.000 billetes por sorteo.
A pesar de la baja estrepitosa de sus ventas, el PANI vendió $ 8.700.000 (U$S 455.974) en el primer trimestre de 2012. El problema de la institución son sus elevados gastos operativos que representan “el 95% de las ventas brutas”. Es decir que de los $ 8.700.000 (U$S 455.974) a marzo, un 5% fue la utilidad neta de la operación.