A medida que se consolidaba la industria de los casinos, Binkley cubrió la compra de Mirage Resorts, perteneciente a Steve Winn, por parte de Kirk Kerkorian, creando una empresa llamada MGM Mirage, siendo actualmente el dueño de la propiedad más grande de Las Vegas Strip.
MGM Mirage luego absorbió a Mandalay Resort Group, con el liderazgo de Gary Loveman, presidente de Harrah's Entertainment, para adquirir a Caesars Entertainment, creando la empresa de casinos más grande del mundo en términos de ingresos. Finalmente, Binkley siguió la carrera de Wynn mientras éste planeaba su lucrativa vuelta y comenzaba a construir un nuevo imperio de juegos.
Ahora que Binkley se desvinculó de la ciudad de Las Vegas, vuelve a hablar del tema, detallando impactantes historias en su nuevo libro: "Winner Takes All: Steve Wynn, Kirk Kerkorian, Gary Loveman, and the Race to Own Las Vegas."
Binkley cuenta en forma meticulosa los eventos que rodearon esas grandes adquisiciones, atrapando al lector sin abrumarlo con lenguaje financiero o densas descripciones. Mientras que el libro cubre muchos hechos relacionados con la historia de la ciudad y las personalidades que influyeron en la misma, se puede sentir que por momentos la autora pierde el rumbo.
Se supone que el libro se centra en los tres hombres nombrados en el título, pero el mismo se basa esencialmente en Wynn y su inestable relación con Binkley. Ella hace énfasis en sus temerarias decisiones financieras como dueño de casinos.
Todo esto y mucho más pinta un retrato muy desfavorecedor del hombre y su ego. Pero si Wynn es imperfecto, también lo es el libro. Como cronista de Las Vegas, Binkley tiene poco respeto por Sheldon Adelson, “verdugo” de Wynn y el tercer hombre más rico del país detrás de Bill Gates y Warren Buffet.
Adelson cambió la forma en la cual las empresas de juego hacen negocios en Las Vegas. Abrió su casino en Macao mucho antes que sus competidores, incluyendo a Wynn, sabiendo que la ex colonia portuguesa fue una mina de oro y que un día podría superar a Las Vegas en ganancias de juego.
En realidad, el tratamiento que Binkley tiene para con Adelson es insultante. Binkley podría argumentar que Adelson no es uno de los candidatos a poseer Las Vegas porque solamente opera Venetian y Palazzo en esa ciudad y que fue uno de los últimos en llegar a la misma. Pero ese argumento no es aceptable. Si el dinero es poder, entonces Adelson es el hombre más poderoso de Las Vegas.
Además de la omisión de la historia de Adelson, tampoco queda claro quién leerá este libro fuera de los ejecutivos de casinos, banqueros conectados con la industria, diversos medios y algunos profesionales.