a tradicional feria porteña vivió nuevamente tres jornadas cargadas de público y brillo (aunque el viernes el volumen de gente mermó parcialmente en horas de la tarde), y el viernes a las 21 horas cerró su décimo quinta edición.
A la hora de hablar de la feria de Buenos Aires, los expositores coincidieron en catalogarla de muy exitosa, en ponderar a la organización (que se mostró muy prolija y profesional) y en destacar el cambio que experimentan desde hace ya dos años los pasillos de la feria, ya que en esta edición nuevamente se vieron nutridos por menos público casual y más ejecutivos y empresarios con poder de negociación y compra.
La alta concurrencia de expositores del exterior fue otro de los puntos fuertes de la muestra, ya que a las firmas argentinas se le sumaron muchas empresas internacionales que optan por ampliar su mercado en Sudamérica, y SAGSE ofreció en ese sentido un excelente marco de exhibición.
Los puntos que más atención generaron durante el evento, como ocurrió en ediciones anteriores, fueron los stands de las empresas fabricantes de máquinas, tanto nacionales como extranjeras. El pabellón central (destinado principalmente a las firmas argentinas) mostró un alto nivel de desarrollos en el rubro ruletas electrónicas y máquinas tragamonedas, y la participación de compañías internacionales ofreció una mayor variedad y jerarquía a la muestra argentina. Este año, otro de los puntos destacables fue el sector destinado al amusement o entretenimiento, que ofreció un nuevo perfil de visitantes a la muestra.
En definitiva, SAGSE ofreció este año una ejemplar edición, mucho más prolija y rentable a sus expositores. La muestra porteña se convierte así en una vidriera para América Latina, que confirma su ubicación entre los tres o cuatro principales shows internacionales del sector.