En una rápida entrevista al llegar a la Casa de Gobierno de Itamaraty para un almuerzo con el presidente senegalés, Abdoulaye Wade, Lula defendió la necesidad de definir de una vez las reglas de los juegos de azar. “O se prohíben o se regulan. Lo que no se puede es que esa industria viva de amparos. Se tiene que definir lo que se puede y lo que no se puede”, dijo el presidente.
Desde el escándalo que envolvió a Waldomiro Diniz, en 2004, cuando el asesor del ex ministro de la Casa Civil, José Dirceu, fue acusado de mantener negocios con el “bichero” Carlinhos Cachoeira, los empresarios de bingos comenzaron a necesitar permisos judiciales para garantizar el funcionamiento de sus funcionamientos.
El Gobierno llegó a enviar al Congreso Nacional una medida provisoria prohibiendo el funcionamiento de las salas de juegos, pero el Senado le dio marcha atrás.