l alcalde de Ciudad Real, el popular Francisco Gil-Ortega, y su equipo de Gobierno han defendido el proyecto como emblemático para la capital manchego, con la generación de unos 50.000 empleos directos e indirectos en los 10 años en los que se va a llevar a cabo, además de unos ingresos de 33 millones de euros y la construcción de una ciudad deportiva.
El proyecto supone la construcción a siete kilómetros del casco urbano de una extensión de 685 hectáreas. Aunque fue concebido inicialmente como un parque temático y de ocio en torno a la figura del Quijote, al final se ha orientado hacia una urbanización con un número no determinado aún de viviendas, en torno a 12.000 según los cálculos socialistas. Se incluye también la construcción de un gran hotel-casino de 700 habitaciones, un balneario y tres campos de golf. Se urbanizará una superficie de 3,7 millones de metros cuadrados.
El portavoz socialista, Ángel Amador, apoyó la parte positiva del proyecto, como la inversión y el empleo, pero considero la iniciativa como un "pelotazo urbanístico", críticas que fueron más contundentes por parte de IU y los ecologistas, que se manifestaron a las puertas del Ayuntamiento.
"Basta de especulación, otra Marbella no", era la leyenda de la pancarta que portaba la docena de manifestantes, que consideran toda la operación meramente especulativa. También se ha hecho hincapié en la gran consumo de agua que necesitará toda la instalación.