“En la provincia de Buenos Aires la Ley de Juegos lo permite y el sistema está funcionando reglamentado por la Autoridad de aplicación” comentó el representante de los agencieros oficiales, Heriberto Castellaneta, y añadió: “Quien se encuentra fuera del sistema es quien no acepta perder, en aras del bien común, las ganancias que la clandestinidad le aporta”.
En el mismo sentido agregó que “para conseguir esos espurios objetivos tejen redes de corrupción que entrelazan sus hilos en el tejido de Instituciones del Estado mismo, formando verdaderas organizaciones en donde cada uno de sus integrantes tiene un rol específico y determinado, desde el simple levantador hasta el empresario que se relaciona con el formal funcionario o el grandilocuente operador político”.
Castellaneta ratificó su oposición “a toda forma u intento de justificar el juego clandestino" y advirtió que “las Constitución, Nacional y Provincial, tanto como las leyes dictadas en su consecuencia, regulan las pautas, y sólo son consideradas erróneas por aquellos que pretenden tergiversar su contenido marginando su observancia”.
El presidente de la FACALQA cuestionó a quienes defienden esta iniciativa legislativa “apelando ahora a falaces razones históricas, pretendiendo hacer creer que la existencia del juego clandestino obedece a una costumbre del pueblo queriendo legitimar así esa actividad, aseverando inconscientemente que la misma es ilegal porque la ley es errónea”.
Con el ánimo de refutar esta pretensión, Castellaneta recordó que “el Estado con el objeto de que la explotación del juego cumpliera con un fin ético decidió tomar para sí la regulación de esta actividad con las distintas modalidades lúdicas derivando el producto de las apuestas a un destino específico en obras de alto contenido social, como áreas de la salud, educación y acción social, y aún más en la provincia de Buenos Aires en donde se da amplio apoyo al sistema de tratamiento de patologías de adicción al juego”.
Hasta el momento, a pesar de la insistencia en plantear esta discusión legislativa por algunos sectores, “han sido infructuosos sus esfuerzos, dada la sinrazón de la propuesta” afirmó el agenciero y confió en que esta finalmente no se permita. “La venta de quiniela ambulante se da en un sector de la actividad que ha decidido permanecer en la clandestinidad en donde ha obtenido y obtiene aún jugosos dividendos económicos”.