os representantes de la comisión investigadora han quedado exasperados por las últimas declaraciones del gobierno sobre el número de casinos, y discuten actualmente si hay o no suficiente tiempo para analizar apropiadamente la legislación enmendada, por lo que el tramite legislativo podría demorar la sanción de la ley, que no podría estar aprobada antes de las elecciones. Estas movidas desataron una andanada de declaraciones.
John Whittingdale, secretario de cultura “en las sombras”, fustigó especialmente los cambios de último momento: "Este es otro desarrollo extraordinario en lo que ha sido la más bizarra saga legislativa", dijo. "El ministro ha anunciado cambios sustanciales a la ley que alteran completamente el espíritu entero de la misma”.
Su colega conservadora Julie Kirkbride, llamó a las propuestas del gobierno “desayuno de perros” y dijo que la industria del juego había sido tratada “andrajosamente” durante el proceso legislativo. "El gobierno ha estado preparando esta legislación y considerando cómo cambiar las leyes de apuestas por años y compadezco a los operadores de casino por el maltrato del gobierno", dijo la representante.
El demócrata liberal Bob Russell concordó, sugiriendo que el gobierno no se comportó correctamente con la industria. Pero las criticas también arreciaron desde el oficialismo. El laborista Tony Banks describió al proyecto como un “cáliz envenenado”, que se fue empeorando a medida que pasó por el comité. El legislador cree que el gobierno “haría mejor en tirar la ley entera y volverla a considerar”.