Las comisiones de Salud del Senado y de Diputados de Mendoza, en una sesión conjunta, recibieron a profesionales de Salud Estudiantil de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo), quienes alertaron sobre las consecuencias del juego online en los estudiantes universitarios.
En la reunión, los investigadores presentaron los resultados de una encuesta realizada en 2024 y respondida de manera voluntaria y anónima por 1.045 estudiantes de grado y posgrado de la UNCuyo, a fin de “indagar las variables psicológicas y sociales asociadas a las conductas vinculadas a las apuestas online”.
En cuanto a las prácticas de juego, se reveló que más del 87% de los encuestados nunca ha participado en apuestas. Sin embargo, entre quienes sí lo hicieron alguna vez en el último año, las razones más frecuentes fueron la diversión y la curiosidad, seguidas por influencias del entorno o la aparición de estímulos en plataformas digitales.
Alrededor de un 0,2% admitió jugar de manera frecuente, entre tres y cuatro veces por semana, y los tipos de apuestas más comunes fueron los casinos online, el bingo y las apuestas deportivas, todos en entornos virtuales.
A partir del estudio, los especialistas destacaron que el “dinero no figura como el principal incentivo para jugar”. Por el contrario, las motivaciones están “más vinculadas a estados emocionales, como la búsqueda de nuevas experiencias, el deseo de evasión ante problemas personales o la necesidad de aliviar preocupaciones”.
Así, el 11% reconoció haber jugado para mitigar el malestar emocional, y el 10,5% lo hizo para evadir problemas personales.
En esa línea, los investigadores subrayaron que estas conductas deben interpretarse en el marco de la salud mental de los jóvenes y que, si bien los consumos problemáticos asociados al juego no son una preocupación central en la agenda universitaria, “su abordaje resulta fundamental” en el contexto social actual.
Como recomendación, el departamento de Salud Estudiantil de la UNCuyo planteó promover espacios de diálogo grupales, talleres en unidades académicas y propuestas que impacten en otras problemáticas como el bullying o la ansiedad.
La encuesta indicó que el 62% de quienes respondieron se identifican con el género femenino, el 36% con el masculino y el 1% con otras identidades. La franja etaria más representada fue la de 22 a 25 años.