La decisión de imponer un horario límite obligatorio para todos los recintos de hospitalidad de Escocia se toma a pesar de que, este año, la Dr. Lisa Ackerley, profesional de salud ambiental certificada, emitió un informe independiente en el que remarcó que los casinos eran "igual de seguros, si no más seguros" que otros recintos de hospitalidad, debido a la correcta implementación de directrices contra el virus.
A la luz de estas nuevas imposiciones, todos los recintos, incluidos los casinos, deben cerrar a la medianoche. Esto representa un problema para la industria local, ya que más de la mitad de la facturación se produce después de las 22, según el Consejo del Juego y las Apuestas (BGC, Betting & Gambling Council).
El panorama incierto afecta a los empleados (700 hombres y mujeres que actualmente trabajan en casinos de Escocia) y ha hecho mella en los £30 millones al año que los casinos le pagan al Tesoro en concepto de impuestos.
El director ejecutivo del BGC, Michael Dugher, señaló que los operadores de casinos escoceses "una vez más, quedan abandonados a su suerte" y calificó la medida de "decisión estrafalaria".
"La industria de casinos ha sido obligada a soportar una serie de decisiones inexplicables de los políticos el año pasado y, ahora, recibe otro revés", reflexionó Dugher. "La cruel verdad es que un horario límite es calamitoso para los casinos. Creíamos que, como consecuencia del pase al nivel 0, el horario límite finalmente se eliminaría la semana siguiente, pero ya no es el caso".
También señaló que, como los casinos trabajan más después de las 22, "obligarlos a cerrar a la medianoche es económicamente dañino y muestra un desconocimiento total de la industria de casinos".
Dugher instó a Nicola Sturgeon a "repensar esta decisión lo antes posible y a eliminar la incertidumbre que ha generado en los cientos de trabajadores de casinos".