La situación de las salas de juego en todo el mundo es muy complicada. La mayoría de los países, sumergidos en la pandemia de Covid-19, han tenido que tomar medidas reclusivas para evitar que crezcan los contagios. Tal es así, que en algunos países los establecimientos han logrado trabajar al 30%, mientras que en otros lados las reaperturas se retrasan, y hasta todavía -después de casi un año- no se dan.
El pasado viernes, la titular de la Asociación de Empresas Operadoras y Salas de Juego de la Comunidad de Castilla y León (Sajucal), Carmen Rodrigo, pidió que se les descuenten el 50% de los impuestos aportados por el uso de máquinas tragamonedas, ya que la gran mayoría de estas está parada. Además retrató la situación que viven en el sector que representa: “es humillante que el Gobierno (local) no haya puesto en marcha en todo este tiempo alguna fórmula tributaria o administrativa para ayudarnos cuando no nos está dejando trabajar, cuando, además, en otros territorios de España sí que se ha hecho”.
Las declaraciones, que según registró La Razón se dieron en el marco de una reunión virtual con representantes de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) de Castilla y León, dejaron al descubierto una verdad que está a la vista: las salas de juego no funcionan, pero aún así tributan como si lo hicieran. "Nos sentimos solos y olvidados, además de invisibles”, reconoció Rodrigo, al mismo tiempo que advirtió que las 345 empresas que conduce necesitan de ayuda de forma urgente, ya que dan trabajo directo a más de 2.000 personas y que aportan más de €70 millones a las arcas regionales.
También aseguró que se han dado de baja mil máquinas recreativas de las 13 mil con licencia, y que eso supone hasta €5 millones menos en impuestos, y que los aplazamientos de pagos y los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), que autorizan el despido de personal, no alcanzan para solventar las pérdidas.
Por su parte, el titular de la CEOE de Castilla y León, Santiago Aparicio, reprochó a la junta "que no se haya sentado a dialogar con el sector ninguna de las medidas puestas en marcha ni una estrategia para ayudarles a sobrevivir".
Aparicio, quien reconoció que es un sector "muy sensible", advirtió: "La situación de la mayoría de estas empresas es ruinosa y algo que hacer porque si no este sector desaparecerá".