En la práctica, la medida determina que, mientras dure la crisis, no podrá estar abierta ninguna casa de apuestas, ni quiosco de la la ONCE, ni podrá trabajar ningún vendedor de cupones. En estos momentos sólo se vende el Euromillón, porque es de potestad europea limitarlo, y en Internet los cupones de rasca (raspaditas) virtuales, y se realizan apuestas de deportes que no se hayan cancelado: una situación que deja al sector al límite.
También representa un inesperado inconveniente para el Ministerio de Hacienda. La Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado (SELAE) es la empresa más rentable de su segmento, con 9.000 millones de euros de facturación anual y un beneficio total de unos 2.400 millones. Una compañía que queda totalmente paralizada con la actual situación de emergencia.
El Anuario del Juego en España 2019 y los datos de la Dirección General de la Ordenación del Juego coinciden en señalar que el margen de Loterías del Estado es superior a los 3.200 millones al año; estamos hablando del dinero que le queda a la empresa después de restar el pago de premios. Si le restamos los costes operativos, financieros e impuestos, el beneficio supera los 2.400 millones, un montante que va a parar íntegro al Estado. En este caso, el margen que queda para el Gobierno es de unos 266 millones de euros al mes.
De esta manera, si se paraliza la actividad durante al menos otros treinta días, que es la estimación más optimista que se hace de la duración de la crisis, Loterías y el fisco dejarían de recibir más de 250 millones de euros.
Incluso si excluimos el impacto de la Lotería de Navidad, que no debería verse afectada por la prohibición -ya que su venta se hace a final de año-, estaríamos ante un impacto de 202 millones de euros. Según Loterías, el 24% de su margen llega por los cupones de su juego estrella.
Pero Loterías no es la única afectada. La ONCE tiene un margen superior a los 1.000 millones de euros, por lo que su impacto en la facturación sin un mes de actividad sería cercano a los 100 millones.