Casi en la totalidad de los estados enumerados, la prohibición o la falta de legislación no se corresponde con una actuación directa contra los operadores, por lo que muchas empresas han seguido actuando en ellos.
En la lista, sacada de FlushDraw, abundan los países de mayoría islámica, que prohíben el juego por razones religiosas, o con políticas internacionales conflictivas: Afganistán, Bahrein, Bangladesh, Cuba, Egipto, Ciudad del Vaticano, Irán, Irak, Libia, Jordania, Kenya, Kuwait, Malasia, Mozambique, Myanmar, Nigeria, Corea del Norte, Norte de Chipre (área de jurisdicción turca), Territorio Palestino, Pakistán, Qatar, Ruanda, Arabia Saudí, Senegal, Sudán, Siria, Tanzania, Turquía, Emiratos Árabes Unidos, Yemen y Zimbabwe.
Las razones para incluir estos países en una lista de jurisdicciones prohibidas, que hasta ahora en el caso de PokerStars y Full Tilt Poker solo incluía Estados Unidos, tiene que ver con las perspectivas de negocio en otros mercados mucho más lucrativos.
Amaya presentó la solicitud de licencia en el Reino Unido, que en su nueva regulación tiene un apartado en particular que hace mención a la posibilidad de negar la entrada en su mercado a los operadores con un porcentaje dado de negocio proveniente de mercados sin regular.
Aceptar clientes en ese tipo de países también es algo que puede dar lugar a informes negativos de cara a participar en el juego online en Nueva Jersey, cuyo regulador está realizando una investigación para la concesión definitiva de una licencia al Grupo Amaya.
En la lista no se contemplan aún los casos más peliagudos, Rusia y Canadá, países en los que los respectivos gobiernos coquetean con la idea de prohibir el juego online pero cuya cuota de mercado es infinitamente superior a los incluidos hasta ahora.
Empresas como 888 ya han dejado de aceptar clientes canadienses, llevando al extremo la limpieza de armario necesaria para recibir la aprobación del regulador británico.