El incremento ha sido constante todos los años y sólo en los últimos doce meses hubo 182 nuevos ludópatas en el registro autonómico, la mayor subida desde 2003. Desde la Asociación Gallega de Jugadores de Azar (Agaja) achacan este aumento a que "ahora es uno de los requisitos que se le exige a cualquier ludópata que quiere rehabilitarse".
El bautizado como Registro Informático de Prohibidos es una fórmula que los ludópatas utilizan para intentar dejar su adicción. Es el propio ciudadano quien debe enviar a la Xunta la solicitud para que se le prohíba la entrada a cualquier salón de juego de la comunidad y también es él mismo quien decide cuando quiere darse de baja. El control está asegurado ya que bingos y casinos introducen en una plataforma electrónica el DNI de cada persona que quiere acceder a sus instalaciones. Si el ciudadano está en el registro de prohibidos saltará una alerta informática.
Las asociaciones que atienden a adictos al juego aseguran que el número de ludópatas no ha aumentado en los últimos años, aunque sí ha cambiado el perfil. "Aproximadamente un 1% de la población gallega es jugadora patológica mientras que un 3% ya presenta problemas con el juego de manera que puede llegar a ser ludópata", sostiene el presidente de Agaja, Juan Lama, quien añade: "Antes el perfil de los ludópatas era el de un hombre de entre 29 y 36 años, que llevaba jugando una década, gastaba mucho y casi todo en bingos y máquinas tragamonedas. Ahora, la mayoría de los afectados son chicos jóvenes, enganchados al juego online".