La ley fue firmada por el gobernador general adjunto debido a que el gobernador titular, Patrick Allen, se encontraba de vacaciones. Allen fue dirigente de la Iglesia Adventista del Séptimo Día y se oponía al proyecto de ley.
El primer ministro Bruce Golding indicó que las compañías que pretendan una licencia de juego deberán invertir un mínimo de U$S 1.500 millones y construir un hotel con al menos 2.000 habitaciones.