La Timemania fracasa y el gobierno brasileño estudia crear una segunda versión

La ley de la Timemania, pensada como una forma de salvar a los clubes que tenían deudas federales de R$ 1.500 millones (U$S 698,8 millones) y no lograban pagar, estableció que hasta febrero podrían desembolsar hasta el límite de R$ 50 mil (U$S 23.295) por mes para librarse de los impuestos federales.

A partir de marzo acaba el plazo de carencia y pasan a ser obligados a pagar impuestos actuales integralmente, bajo el riesgo de ser excluidos del programa de refinanciamiento de la deuda en 20 años, a través de cuotas que serán quitadas del dinero de la Timemania.

Cuando la lotería fue creada, los cálculos del Ministerio de Deporte eran de que recaudaría cerca de R$ 500 millones (U$S 233 millones) al año, y que aportaba a los clubes R$ 110 millones (U$S 51,25 millones), 22% del total. Ahora, según las proyecciones del Gobierno, la Timemania recaudará como máximo 124 millones (U$S 57,7 millones) hasta febrero, lo que significa un aporte de R$ 27,28 millones (U$S 12,7), lo que representa menos del 25% del valor estimado.

De acuerdo con los cálculos de Moreira Franco, videpresidente de la Caixa Económica Federal (CEF), algunos clubes deben más (como el Flamengo, cuyas deudas son calculadas en torno a los R$ 180 millones, o U$S 83,8 millones), que deberían pagarse a R$ 800 mil (U$S 372.734) mensuales.

En una reunión realizada en la Cámara de Diputados, el ministro de Deportes, Orlando Silva, dijo a los parlamentarios que la Timemania no resolvió el problema de la deuda de los clubes, y que el Gobierno ya tiene conciencia de que, en marzo, habrá nuevos problemas de incumplimiento, porque varios presidentes de clubes ya lo buscaron para manifestárselo. La alternativa sería que le Gobierno adelante el inicio de la cobranza integral de los impuestos.

El diputado Silvio Torres (PSDB-SP), que participó de la reunión con Orlando Silva, dijo al ministro que si se hiciera un nuevo esquema de salvataje de los clubes, nuevas exigencias también deberían ser atendidas. “Uno de los problemas de la Timemania fue no haber creado reglas para que el club mostrara transparencia. Ahora, en cualquier acto de ayuda, se exigirá que tengan una administración transparente y moderanda, acabando con el sistema actual”, dijo Torres.

En el ritmo en que la Timemania va, serán necesarios 50 años, y no 20, para que los equipos de fútbol cancelen los débitos federales pasados. El diputado Silvio Torres cree que la Timemania fracasó porque los organizadores de la lotería evaluaron mal el poder adquisitivo del jugador y pusieron la apuesta a R$ 2 (U$S 0,93), precio mayor del que la apuesta simple de la Mega-Sena. El valor cobrado habría ahuyentado a los jugadores.

De acuerdo con informaciones de los asesores de la Caixa, las investigaciones hechas con respecto a la lotería acabaron por no ser confirmadas en la práctica porque existía la sensación de que los jugadores fanáticos harían muchas apuestas. Se descubrió que, antes de ser jugador apasionado, la persona es un apostador que prefiere los grandes premios y, así como ocurre con la Mega-Sena, quién se acostumbra valores altos sólo se concentra en la Timemania cuando la recompensa es cuantiosa.

Al comienzo del semestre, el Gobierno ofreció cursos de gestión financiera a los dirigentes de los clubes de fútbol, para que aprendieran a tener un rígido control de sus finanzas. Pero no fue exitoso.