Los obispos Jesús María de Jesús Moya, de la Diócesis de San Francisco de Macorís, y Francisco Ozoria Acosta, de San Pedro de Macorís, consideran oportuno que la ciudadanía tome conciencia ante esta situación que “contribuye al subdesarrollo, a la delincuencia, y sobre todo a la desestabilización de las familias”.
De Jesús Moya lamentó que el gobierno no le dé prioridad a la educación ni tome en cuenta que la escuela es una inversión que permite el progreso y el auténtico desarrollo de los pueblo.
“El que haya más bancas que escuelas en la República Dominicana es vergonzoso”, sostuvo el representante de la Iglesia Católica, tras atribuir el incremento desproporcionado de estos negocios a una mala estructura de organización que impera en el país, donde “no aparecen recursos para la escuela, pero sí para el juego”.
Mientras, monseñor Ozoria Acosta calificó el auge que han tomado en el país los centros de juegos de azar como “la corrupción institucionalizada, oficializada, que tiene toda la aprobación del sistema”. El obispo de San Pedro de Macorís llamó la atención sobre los daños que causan en la sociedad los vicios y las bancas de apuestas que hay “regadas por todos los barrios”, contribuyendo, a su juicio, al subdesarrollo, a la misma delincuencia, y, sobre todo, a desestabilizar las familias.
“Tanto las autoridades como los ciudadanos deben buscar la forma de que el país se desarrolle y realmente este sistema de bancas, de vicios, no es el que va a contribuir al desarrollo del país. Eso va en detrimento de la misma sociedad”, apuntó.
El Consejo Dominicano de Unidad Evangélica (Codue) también expresó su preocupación por el crecimiento de las bancas de lotería, deportivas y agencias de loto que hay en el país, por lo que llamó al gobierno a utilizar los mecanismos que tiene en sus manos para frenar la proliferación de estos centros de apuestas, que “constituyen un atentado directo contra la economía familiar y contra la paz social”.
El reverendo Franco Aquino, presidente del Codue, entiende que el gobierno debe incluso controlar el número de bancas por barrios, “porque aquí no solamente hay más bancas que escuelas, sino que hay más bancas que colmados, farmacias, y hasta más que lugares de expendio de comidas. Esta es una oportunidad para empezar a regularizar eso. Y proceder a cerrar esa cantidad de bancas que no aportan ningún beneficio social”.
Consideró que la proliferación de las bancas es “un atentado directo” contra la economía familiar y la paz social, porque muchas personas que están atrapadas por el vicio y no tienen dinero para jugar, pueden robar y cometer cualquier tipo de violación con tal de conseguir el dinero para apostar.
En tanto, el presidente de Acción para la Educación Básica (EDUCA), Celso Marranzini, dijo que para el país es “una vergüenza” que haya más bancas de apuestas que escuelas, y asegura que esto es un indicativo de que “no hay una visión de parte de las autoridades de lo que es fundamental, y de que estamos dejando crecer el vicio sin ningún tipo de regulación”.
Lamentó que en el país no haya un control sobre las bancas de apuestas, “el único sector que no paga un centavo de impuestos”, y a través de las cuales “se puede hacer cualquier cosa”.
“El juego es un atraso, indica el atraso de los pueblos y se puede comparar con el atraso de la educación dominicana”, manifestó Marranzini. “Desgraciadamente -agregó- el vicio se adueña del país y la educación se atrasa cada día más”.
El siquiatra César Mella advirtió que el crecimiento de los centros de juegos de azar puede inducir a que muchos niños tengan una idea distorsionada de lo que es el futuro, y sustituyan el esfuerzo, el trabajo, el sacrificio y el estudio por “la llegada de la suerte”.