a inminencia de su apertura tiene nerviosos a muchos de los pobladores. Algunos porque no quieren un centro de juegos en el tranquilo pueblo. Otros porque creen que existen otras prioridades. Pero también hay quienes creen que se trata de una forma de progreso y una nueva fuente de trabajo.
En líneas generales le temen al casino. Dicen que será una perdición para el pueblo o que, al menos, habría que atender otros problemas más urgentes. Por ejemplo: un nuevo edificio escolar, pavimentación de las calles o casas del Instituto Provincial de la Vivienda.
Gabriela Torres, presidenta de la Asociación Unión de Comerciantes de Puente del Inca y Alta Montaña, opinó que el casino será para que los lugareños pierdan el poco dinero que tienen.
También es cierto que en Uspallata hay quiniela clandestina, se apuesta en las carreras cuadreras y hay quienes sostienen que hasta se organizan timbas en casas particulares en las que los lugareños se apuestan hasta el último peso.