Hoy en día, existen más de 2.400 casinos en Internet, la mayoría de ellos operando en “grises legales”. Más de la mitad de los usuarios de todo el mundo son estadounidenses; y en este sentido, se prevé que este año muevan 6.000 millones de dólares en empresas de apuestas que, en muchos casos, tienen su sede fuera de Estados Unidos.
Los analistas consideran que al Fisco estadounidense ingresarían unos 900 millones de dólares anuales en caso de que las empresas de apuestas online estuviesen reguladas por las leyes de ese país.
Ese es el trasfondo de la guerra que la Administración Bush ha emprendido contra las empresas del sector. El pasado 17 de julio, las autoridades arrestaron a David Carruthers, responsable de BetonSports. Ese mismo día, las acciones de la empresa bajó en Londres un 17% y desde entonces no ha vuelto a cotizar.
La persecución ha tenido continuidad en Europa. Alemania prohibió a la austriaca Betandwin operar en su territorio, cancelándole la licencia por presuntas prácticas fraudulentas, lo que ha llevado a Bwin a perder en un solo día más de un 10% en la Bolsa de Viena.