El gobierno panameño congeló las concesiones para operar salas de juego, ante la proliferación de casinos en el país, una actividad que el año pasado generó ganancias por 138 millones de dólares.
Desde la privatización en 1997 -con excepción de la Lotería Nacional-, ha sido muy rápido el avance de construcción de salas operadoras, por lo que el director de la junta de Control de Juegos, Raúl Cortizo, informó a la prensa local que por orden del presidente Martín Torrijos se determinó no otorgar más permisos para la instalación de ese tipo de establecimientos.
"Hemos recibido muchas peticiones para establecer estos centros, pero hasta ahora no hemos emitido un solo contrato por el impacto social y sociológico que causan los juegos de azar", indicó Cortizo. Y agregó que desde el 1 de septiembre pasado, día de asunción de Torrijos, el gobierno no ha entregado ningún permiso nuevo de operación.
Cortizo explicó que recientes inauguraciones de casinos se deben a permisos entregados por la administración de la entonces presidenta Mireya Moscoso (1999-2004). Con excepción de la Lotería Nacional, Panamá privatizó en 1997 los juegos de azar. Más de 400 salas de juegos operan en Panamá, incluidos modernos casinos, han abierto sus puertas en lujosos hoteles de la capital y el interior del país, en un afán por atraer turistas para este sector de la economía.