inalmente, luego de una maratónica discusión, la Comisión de Miami-Dade aprobó ayer llevar a referéndum el 8 de marzo la legalización del uso de máquinas tragamonedas en tres centros de apuestas en el condado.
Con su voto de 11-1, la Comisión ratificó el acuerdo de Burgess con la industria por el que el Condado compartirá parte de los beneficios de las tragamonedas, si se aprueba su legalización.
De esta manera, los tres lugares en donde se podrían colocar son el hipódromo Calder, el canódromo Flagler y el Miami Jai Alai.
Según la propuesta, El Condado recibirá un pago inicial de U$S 4 millones y el 1.5 por ciento de los ingresos inferiores a U$S 250.000. Aumentaría al 2 por ciento una vez superada esa cifra.
Los estimados barajados ayer apuntan a que los ingresos para las arcas públicas podrían llegar a U$S 10 millones anuales una vez se instalen las 6.500 máquinas planeadas.
A eso hay que agregar los estimados U$S 67 millones en fondos que recibiría el sistema escolar de Miami-Dade de los impuestos estatales que pagaría la industria.
''No es cuestión de jugar o no jugar, es cuestión de si queremos atraer parte de los ingresos que genera y que sea regulado'', apuntó la comisionada Sally Heyman.
Sólo la comisionada Katy Sorenson se opuso a colocar las tragamonedas, por considerar que sus posibles beneficios económicos no compensan el supuesto daño social que causan.
''Ya que estamos en eso, ¿por qué no legalizamos las drogas o la prostitución para financiar el sistema de salud?'', dijo la legisladora.