La compañía Cirsa ha dado un paso más en su apuesta por el negocio internacional, ya que además de gestionar bingos y casinos en siete países de Europa y América, creará una red de fábricas para ensamblar máquinas tragamonedas en el exterior.
Con esta estrategia, Cirsa pretende sortear las dificultades que plantean los elevados aranceles que algunos países aplican a la importación de las slots.
El primer proyecto se pondrá en marcha a partir del próximo mes de noviembre en Rusia, después de que Cirsa haya obtenido varios pedidos para suministrar tragamonedas a bares y salones de juego de Moscú y San Petersburgo. Estas máquinas se fabrican actualmente en las instalaciones de producción de la empresa en Terrassa y desde allí se han exportado a Rusia, así como a otros países.
Ahora Cirsa ha decidido trasladas la parte final del proceso, básicamente la actividad de ensamblaje, a Moscú o San Petersburgo. Esta última ciudad cuenta con más posibilidades, ya que los costes de implantación serían menores. El proyecto se canalizará a través de una sociedad filial en la que Cirsa tendrá el 50% del capital. El resto estará en manos de un socio local. El objetivo de la nueva compañía es vender entre cuatro mil y cinco mil máquinas anuales en Rusia, frente a las tres mil que se exportan actualmente desde España, y que soportan unos aranceles del 60%.
Fuentes de Cirsa aseguraron que la instalación de la fábrica no supondrá en ningún caso una deslocalización de la actividad industrial que se realiza en Terrassa. De esta factoría, que emplea a 150 personas, salen diariamente hasta 400 máquinas.
Tras la apertura de la fábrica en Rusia, el próximo año Cirsa prevé poner en marcha una planta de ensamblaje de máquinas en el norte de Brasil. Al sur del país, el grupo ya tuvo una fábrica hace años, pero acabó cerrándola al comprobar que los costos de producir eran mayores que los de exportar máquinas desde España. Ahora -afirman fuentes de Cirsa- la situación ha cambiado y sí que resulta atractivo ensamblar las máquinas en Brasil.