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Jogo do bicho, ¿cómo se convirtió en la lotería ilegal más grande del mundo?

El cientista político Danilo Freire estudio a la bolsa ilegal de apuestas como una empresa capitalista y descubrió que los bicheiros tienen habilidades comerciales y pensamiento estratégico.
06-06-2017
Tiempo de lectura 2:49 min
El cientista político Danilo Freire estudio a la bolsa ilegal de apuestas como una empresa capitalista y descubrió que los bicheiros tienen habilidades comerciales y pensamiento estratégico.

Para conocer el origen del jogo de bicho, que prácticamente se convirtió en una institución brasileña y ni siquiera admite una traducción, hay que viajar 125 años atrás. Es un juego de azar, más bien una rifa de zoológico, que está prohibida por ley y se ha convertido en una de las loterías ilegales más importantes del globo.

El cientista político Danilo Freire empendió una investigación para rastrear el cómo y el por qué; y llegó a conclusiones inéditas sobre las reglas informales y los mecanismos de fuerza que colaboraron para que esta bolsa ilegal de apuestas sobreviviera a más de 30 gobiernos muy diferentes entre sí, pasando de dictaduras a democracias durante largos años.

"He intentado analizar el jogo do bicho como una empresa capitalista, pues, ante todo, eso es lo que es: fue creado para generar ganancias", asegura el investigador, que analizó el tema durante su Doctorado en Economía Política en el King's College de Londres.

¿Qué arrojó el estudio?

La teoría de la elección racional -una de las herramientas económicas empleadas por Freire- asume que la gente piensa en términos de costo-beneficio; siempre intentan mejorar su bienestar y hacen lo posible para conquistar nuevas oportunidades, pero no siempre toman las mejores decisiones y a menudo no prevén el futuro.

"El jogo do bicho es un negocio, y me parece razonable que los bicheiros sean racionales. Si no lo fueran, no habrían acumulado la fortuna e influencia que tienen. Son personas con óptimas habilidades comerciales y pensamiento estratégico para negociar, legalmente o no, con políticos y policías”, sostiene el investigador paulista.

Los inicios del jogo do bicho

El embrión del juego surgió en 1892, cuando Juan Bautista Drummond decidió crear una rifa para atraer más visitantes a su zoológico, ubicado en Vila Isabel, en la zona norte de Río de Janeiro.

Todas las mañanas, el hombre elegía un animal en una lista de 25 bichos y colocaba su imagen en una caja de madera, justo en la entrada del zoo. A medida que apostaban, los jugadores recibían una estampa con alguno de esos animales y, al final del día, Drummond revelaba la figura guardada en la caja de madera. Quienes coincidían, ganaban 20 veces el valor de la entrada -que en aquella época superaba el saldo mensual de un carpintero.

Con el tiempo, la lotería fue bautizada ‘jogo do bicho’ y en poco tiempo se convirtió en furor: los billetes no sólo se vendían en el zoológico, sino también en varios locales de la ciudad. Tan pronto como pudieron, las autoridades criminalizaron la actividad “por el bien de la seguridad pública”. Pero aquí sigue, tan vigente como entonces.

"Aunque el juego es ilegal, la ley nunca se aplicó con mucho rigor. Hoy en día se considera que ofrecer el jogo do bicho es sólo una contravención que prevé de cuatro meses a un año de prisión. El castigo no es fuerte y nunca amedrentó a los bicheiros, quienes compensan el riesgo de ser arrestados con los beneficios diarios de recaudación”, explica Freire.

Para considerar

Después de estudiar durante más de un año a la mayor lotería ilegal del mundo, Freire cree que hay ciertas cuestiones que necesitan un análisis más profundo, como la relación entre el juego y el tráfico de drogas.

"Los bicheiros y los dealers comparten espacios, por eso hay que preguntarse si entre ellos hay cooperación o conflicto. Es posible que sólo dividan áreas de influencia, pero tal vez hagan negocios, intercambien información y se ayuden cuando sea necesario. Algo todavía abierto", admite.

Un estudio de la Fundación Getúlio Vargas estimó que en 2014 el jogo do bicho recaudó entre 1.300 millones y 2,8 mil millones de reales. Un poco más atrás, en los años 90, sólo en la ciudad de Río de Janeiro el juego empleaba a 50 mil personas, en contraste con los 68 mil trabajadores de Petrobas.

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