Sin embargo, las arcas del Estado no corrieron la misma suerte. En el mismo período, los pagos al Gobierno por su participación en la industria de ocio, bajaron 10,2% a U$S 18,3 millones en relación al año previo.
Gaming & Services, filial de Cirsa Business Corp., el fabricante español de máquinas tragamonedas que administra nueve salas en el país, se acogió a una fórmula de “igualdad de condiciones” con nuevos operadores, pagando así el 10% de sus ingresos brutos en lugar del monto mínimo de 6,2 millones de dólares que pagó en 2005. Los casinos también pidieron hacer el ajuste, pero la petición fue negada por la JCJ.
Según una investigación realizada el 13 de enero de 2007, Panamá ocupa la primera posición en Latinoamérica en apuestas, por la relación entre número de establecimientos y población.
En 2006, el total de apuestas en los casinos, bingos y el hipódromo subió 18,1%, a U$S 767,6 millones. De este monto se pagaron U$S 457 millones en premios, 18,4% más que hace un año. Los casinos y salas de máquinas tragamonedas desembolsaron 93,5% de ese monto.
La Asociación de Ludópatas Anónimos de Panamá (Alapa) sostiene que el país ya registra un nivel de saturación de casinos. En total operan 15 casinos completos, de los cuales ocho están ubicados en la ciudad capital. Desde 2005 se han aprobado dos nuevos permisos, el del hotel Veneto y la reapertura del Mallorca en el hotel Meliá de Colón, y se prevén nuevas solicitudes a medida que se construyan nuevos complejos turísticos.
“Hay casos de personas con síndrome de Down que tienen problemas de adicción al juego”, dijo Dianitza Franchi, vicepresidenta de Alapa.