El plan de los Tigua es por lo menos la tercera propuesta para construir un casino fuera de los límites de las reservaciones indias en Nuevo México.
Los Pueblo Jemez y un vendedor de arte de Santa Fe tramitan un permiso para abrir un casino en Anthony, y los Apache de Fort Sill, de Oklahoma, adquirieron un terreno de 30 acres cerca de la Interestatal 10 en Deming para posiblemente levantar un casino.
Scott Scanland, representante del Sunland Park Casino, dijo que el interés de los Tigua en construir un casino en Nuevo México era predecible. “Hace poco más de dos años, cuando empezó todo este asunto, yo atestigüé junto con otros de Sunland Park ante la Comisión del Condado de Doña Ana y dije que iba a ocurrir lo que está ocurriendo hoy: que habría un casino en cada esquina”, declaró Scanland.
La esperanza de los tigua de hacer fortuna en los juegos de azar empezó a mediados de los noventa con un negocio de bingo, luego otro de máquinas tragamonedas. Muy pronto, su Speaking Rock Casino logró atraer a 100 mil jugadores por mes, lo que le dejaba a la tribu unos 60 millones de dólares anuales.
En 2002, una corte federal coincidió con el entonces procurador general de Texas, John Cornyn, en que el casino violaba las leyes estatales que limitaban los juegos de azar y ordenó su clausura.