Con estos retrasos que empiezan a acumularse desde el inicio, hoy en día se desconoce cuándo será inaugurado el inmueble, cuya fachada será un referente del Grao. López Orenes confirmó que el proyecto marcha con retraso y explicó que las obras de la primera fase, que consisten “en el acondicionamiento del cobertizo exterior”, tendrían que haber comenzado a principios de este mes de septiembre.
López confesó que la recuperación del retraso de las obras dependerá de los plazos de licitación de la segunda fase del proyecto, que podría producirse en un plazo de dos meses, y que consistirá en el acondicionamiento de la estructura interior del edificio.
El directivo de Orenes añadió que los retrasos se han producido por problemas de logística de la empresa constructora y lamentó que todos los contratos “estén ya firmados y la licencia de obra autorizada”. Orenes confió en que durante la fase segunda de la construcción del futuro Casino se pueda ir reduciendo el tiempo de retraso que ya acumulan las obras.
El contrato de arrendamiento entre el grupo Orenes Franco y Puerto Azahar (formada por Lubasa y PGP), para el local en el que se ubicará el casino de Castelló, no sólo incluye un canon anual de 600 mil euros, sino que prevé otros dos cánones variables. Puerto Azahar percibirá el alquiler y un 2% de los ingresos netos obtenidos en las mesas de juego y las máquinas, al que se sumará un 3% de los ingresos por las actividades hosteleras.
El acuerdo se firmó entre ambas mercantiles para la ocupación de un espacio propiedad del puerto, que percibe como canon fijo alrededor de 50.000 euros anuales por la concesión otorgada a Puerto Azahar. El puerto también percibirá un canon variable en el momento en el que se ponga en marcha la actividad y que se fijó, según la concesión otorgada a la mercantil, en un 2% sobre los ingresos que perciba el adjudicatario por la explotación.