El cambio más grande fue el establecimiento de un rango de impuestos del 40 al 50% dependiendo de la facturación. Este nuevo límite acerca esta ley al proyecto de diputados, que establecía impuestos del 55%.
La mayor diferencia que resta ahora solucionar es la decisión de los diputados de limitar las máquinas a las de tipo bingo y no permitir slots estilo Las Vegas, mientras que los senadores sí aceptan esta clase de slots en el frontón de jai-alai y las tres pistas de carreras en las que serán instaladas estas máquinas.
El viernes mismo, lobistas de la industria dijeron que las diferencias entre las dos cámaras estaban siendo suavizadas pero que los legisladores se quedaron sin tiempo. Otros temas no relacionados con los slots tomaron más importancia y ocuparon el centro de la escena.
La regulación de slots se complica por la ley federal que le da a las tribus de Nativos Americanos el derecho a negociar si existe determinada clase de juego legal existe en cualquier parte del estado. Las tribus Seminola y Miccosukee ya le han notificado al gobernador Jeb Bush que quieren comenzar negociaciones y que creen que el voto de Noviembre pasado les da el derecho a instalar slots de tipo Las Vegas en sus locales. El gobernador Bush es un firme oponente a la expansión del juego.