"San Isidro viene corriendo desde atrás; el año pasado perdimos el predominio en la participación del mercado de apuestas frente a Palermo, pero seguimos siendo un hipódromo líder. Para 2005, es nuestro deber volver a ser líder también en cuanto al juego" aseguró Bruno Quintana, presidente del Jockey Club, en una entrevista publicada por el diario La Nación.
Para el dirigente, la anterior fue una temporada dura, por momentos desgastante; un año en el que todos parecieron concentrar su atención en la promulgación de la Ley del Turf, aunque a él no se le escapa que también se obtuvieron otros logros. "Establecimos el comisariato profesional que asiste a la comisión de carreras y hoy, al comisariato, ya no se lo cuestiona", dice Quintana, satisfecho.
También parecieron relegados a un segundo plano otros avances, y Quintana los rescata y utiliza para demostrar por qué el hipódromo de San Isidro es líder en materia hípica. "Volvió a funcionar la escuela de aprendices; ya se está dictando el primer curso y próximamente se hará la inscripción para el segundo", apunta sobre la academia a la que asisten, incluso, jockeys ya habilitados para perfeccionarse, y agrega que "la experiencia de la escuela de aprendices generó la idea de crear la de cuidadores".
Al hablar de la presencia argentina en los foros internacionales, Quintana habla con orgullo. "Fuimos a la reunión de la Federación Internacional de Autoridades Hípicas para defender nuestras carreras de Grupo y cumplimos con los requisitos, por ejemplo, de los rankings de los caballos. Mantuvimos el liderazgo en la OSAF y también se restableció el Latinoamericano. Estamos cumpliendo con las normas internacionales para implementar el ADN como requisito de reconocimiento de los productos. La globalización nos impone que tengamos presencia internacional", apunta.
Asimismo, la idea de que la hípica no sirva sólo para jugar, sino también para ayudar, es algo que florece en el dirigente, y acaso tenga su primera expresión con el próximo Latino, cuando, desde la carrera, se busque realizar acciones solidarias.
Ningún repaso con Bruno Quintana sobre 2004 puede dejar afuera el tema de la ley provincial del turf, cuya reglamentación aún está en deuda. La norma que no autorizó a San Isidro a trabajar con tragamonedas, pero a cambio le entregó otras herramientas para poder mantenerse, fue calificada por el dirigente como insuficiente, aunque un buen punto de partida. "Quizá no contemple todos los puntos que la actividad ha reclamado, pero aun sin ser lo ideal es lo mejor de lo posible; está en nosotros perfeccionar este instrumento. Ahora nos toca pelear para conseguir la reglamentación, que el porcentaje destinado al fondo de recuperación del turf sea el máximo. Nadie tiene que dudar que el Jockey Club asumirá los compromisos y pondrá en práctica todos los mecanismos que habilita la ley".