El primer ministro británico Tony Blair acaba de entrar a la discusión sobre las reformas a las leyes que regulan los juegos de azar en su país, y en una conferencia de prensa admitió que el 90% de la actual legislación precisa ser reformulada, tanto para adecuarla a los nuevos tiempos, como para impedir, por ejemplo, que las máquinas tragamonedas sean instaladas en locales a los cuales pueden tener acceso los niños.
Entre los puntos que deben ser rediscutidos, según Blair, están los pagos hechos al gobierno y a los hipódromos por parte de las empresas de "betting exchanges", así como las terminales automáticas de apuestas con dividendos fijos, cada vez más populares y criticadas, porque facilitan los fraudes, especialmente en la hípica.
"En Inglaterra, donde se juega las 24 horas del día, necesita definir mejor lo que es el juego ilegal y qué es la actividad del crimen organizado", admitió Tony Blair.