En España, las salas de bingo facturan algo más de 3.000 millones de euros al año. Del total de este monto, el 20% se entrega a Hacienda, como pago de la tasa de juego, aparte de los impuestos ordinarios que como empresas deben pagar, según las estimaciones de la Asociación Andaluza de Empresarios de Bingo, difundidas ayer por la CEOE.
En un momento en el que el Estado prevé cerrar las cuentas con superávit por la buena marcha de los ingresos tributarios, los empresarios del sector insisten en la fortísima presión fiscal que sufren sus negocios. Es por ello que los responsables del sector del bingo, según afirmaron, “han podido soportar dicha presión sólo en momentos de crecimiento, pero que, en épocas como la actual, de importante estancamiento, no puede sostenerse, máxime cuando los costes ordinarios de explotación se incrementan cada año”.