A través del programa Prevenjuego, del Iafas

Argentina: tres personas por mes se autoexcluyen de salas de juego en Entre Ríos

15-10-2009
Tiempo de lectura 3:13 min
(Argentina).- A través del programa Prevenjuego, del Instituto de Ayuda Financiera a la Acción Social (Iafas), un promedio de tres personas por mes solicitan que se les prohíba el ingreso a las cerca de 40 salas que administra el organismo, como primer paso para el tratamiento de patologías vinculadas al juego compulsivo.

En general, quienes ingresan al programa experimentan severas pérdidas económicas y afectivas: “de soledad y de mucha angustia”, expresó un miembro de la institución, pero aseveró que “todo puede resolverse si existe disposición”. 

 

Según informó un integrante del Iafas, Prevenjuego consiste en un programa de coayuda y acompañamiento “para el jugador compulsivo de los juegos que administra el Iafas en toda la provincia, tales como tragamonedas, casinos y ruletas”.

 

“La gente que recurre a Prevenjuego está muy relacionada con los juegos electrónicos, como los tragamonedas, y quienes juegan al bingo o la ruleta de paño se acercan de forma muy esporádica”, afirmó.

 

En ese sentido, la persona asiste de forma voluntaria y solicita que se le prohíba el ingreso a las salas de juegos que administra el organismo: “esto se maneja con personal de la institución, ya que se trata de personas que sufren de una enfermedad y no pueden controlarla”, explicó y añadió que la autoexclusión tiene una duración de un año.

 

“La persona completa un formulario con sus datos personales y se le toma una fotografía a color, que se distribuye por las 38 salas de la provincia, a lo que se suma un archivo que lleva Prevenjuego”, especificó y acotó que en el proceso “la persona firma cerca de 40 constancias de puño y letra”, que se manejan con suma discreción. Los datos van en un sobre cerrado, y sólo lo abre el personal responsable de la sala.

 

Asimismo, consignó que “el control es relativo, porque cuando alguien ingresa a la sala no se les exige documentación con lo que muchos, en su compulsión y avidez por jugar, se disfrazan, se tiñen o se cortan el pelo y muchas veces consiguen burlar la vigilancia”, describió y agregó que en el caso de que el jugador logre ingresar utilizando este tipo de estrategias para camuflarse “se desresponsabiliza a la institución por esta situación concreta, ya que hay que resguardarse en este aspecto jurídico”.

 

Por otra parte, aseveró que “la cura depende de la fuerza de voluntad de la persona”, e indicó que dirigirse al departamento de Prevenjuego constituye un “salto cualitativo”, ya que la persona está reconociendo el problema y asumiendo “la situación patológica”.

 

En general quienes se acercan se encuentran en un estado “calamitoso” y experimentan severas pérdidas económicas y afectivas: “de soledad y de mucha angustia”, afirmó pero insistió en que “todo se puede resolver si existe disposición”.  

 

Asimismo, se ofrece un seguimiento psicológico que en primera instancia se centra en aspectos relacionados con el juego, pero “hay una multiplicidad de factores que llevan a esta instancia, y se debe buscar de qué se escapa o evade quien juega de manera compulsiva” y afirmó que el tema “está en plena discusión, ya que se debate si es una adicción pues cuando se juega no se incorpora ninguna sustancia al organismo”.

 

“El tratamiento psicológico solamente incluye a personas de Paraná, aunque la idea es provincializar el servicio”, subrayó y destacó que el programa funciona desde hace casi un año y medio, con un promedio de tres autoexclusiones por mes.

 

El tratamiento se sostiene por aproximadamente tres meses, y luego la persona es derivada a otros profesionales o continúa tratándose, de forma privada, con el personal del programa: “cuando se cumple un año de la autoexclusión, si la persona no viene a decir que se siente recuperada, se renueva la constancia por un nuevo período”. Por el momento, no hay registros de personas que quieran volver a ingresar a las salas.

 

A través de la página Web del organismo, www.prevenjuego.com.ar

, se ofrece un servicio de chat para realizar consultas, que también son recibidas vía correo electrónico y se multiplican los interesados de otros puntos del país.

 

La "ludopatía", o "juego compulsivo", es reconocida como un trastorno mental que empuja a las personas a un incontrolable impulso a jugar y a menudo destruye todo lo que es significativo en sus vidas.

 

El licenciado en Psicología Octavio Filipuzzi destacó que no existe un registro sobre la cantidad de jugadores compulsivos en la provincia ya que normalmente “casi nadie admite que está enfermo y por lo tanto, tampoco se someten al tratamiento para la cura. El jugador por sí mismo es difícil que reconozca la adicción y muchos llegan solo porque el grupo familiar los trae. En el gabinete, los profesionales efectúan terapias para recuperarlos, tratan de persuadirlos para que dejen de jugar, pero si no se puede los derivan a centros especializados”.
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